Rafah y el derecho humanitario
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, parece estar decidido a arremeter contra Rafah, el reducto más meridional del pueblo palestino en Gaza. En efecto, Netanyahu, 5 veces primer ministro de su país, que ya ha conseguido que los tanques israelíes encimen sobre Rafah, prácticamente controlando militarmente el territorio gazatí, que por estos días acumula alrededor de 1,4 millones de habitantes por los desplazamientos producidos desde la feroz incursión de miembros del Hamás en el sur de Israel masacrando a unos 1200 judíos y llevándose en la condición de secuestrados a otro considerable grupo –a la fecha serían unos 140–, en cualquier momento se decidirá por una incursión militar a escala, en el imperturbable objetivo de eliminar a los miembros del referido grupo miliciano terrorista del Hamás, y que no será difícil concluir que se produzca una inminente carnicería humana, pues reconocer a los terroristas entre los habitantes palestinos, se vuelve prácticamente imposible. La advertencia del presidente de los Estados Unidos de América, Joe Biden, de suspender la ayuda militar a Israel para que este país consiga sus objetivos sobre el Hamás, parece no inquietar a Netanyahu, más bien concentrado en capitalizar poder dentro de Israel, donde se han acrecentado sus opositores y enemigos. Llama la atención, más allá de todo lo sucedido, la posición de Washington que desnuda la difícil coyuntura que viven ambos países, sin duda atípica, pues desde que Israel fuera reconocido como Estado por la Resolución 181 de las Naciones Unidas, de 1947, que recomendó su creación como Estado independiente –los árabes no la aceptaron, y siempre he dicho que fue un error–, la relación entre ambos países ha sido muy sólida e inquebrantable. Lo que pase militarmente en Rafah, frontera con Egipto, estará a la vista de la Corte Internacional de Justicia y en general, del mundo, por lo que convendrá a Israel pegarse a las reglas consagradas en el Derecho Internacional Humanitario, que no es otra cosa que a los Convenios de Ginebra de 1949 sobre Derecho Internacional Humanitario y que protege a los civiles que se encuentran en medio de la guerra, minimizando o atenuando a los combatientes precisamente en salvaguarda de quienes no lo son y –repito– se hallan en medio del fuego. Está claro que la opinión pública mundial mayoritariamente está a favor del dolido y menoscabado pueblo de Gaza, lo que se ve en las protestas que vienen ocurriendo en diversas universidades del mundo y eso también –hay que decirlo–, no es bueno para Israel. Una situación realmente muy complicada por estos días lo que se vive en esa porción del Medio Oriente más aun cuando las negociaciones en Egipto todavía no materializan los acuerdos a que podrían haber llegado en las últimas horas.
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