Realismo de Trump sobre demagogia de Petro

Es una pena que Colombia tenga un presidente que no esté a la altura de sus circunstancias, aquellas que le avizoramos luego de alcanzar la paz en 2016. Gustavo Petro, su actual presidente, ha impactado sobremanera a la alianza estratégica de su país con los Estados Unidos de América –denominado Plan Colombia–, al caer, una vez dominado por su retórica de la demagogia, esa llena de farsa a la que los griegos desdeñaban de los que se valían del recurso del verbo taimado para llamar la atención y generar expectativa. Pero los gringos, felizmente, ya tienen un perfil cabal de Petro, de allí que la respuesta de Washington ante la febril decisión del gobernante cafetero de impedir que aterricen dos aviones estadounidenses con delincuentes colombianos abordo en la condición de deportados, le salió muy caro a Petro porque las sanciones de la Casa Blanca prácticamente no se hicieron esperar y se tradujeron en un apuntalamiento directo con pistola en mano en la sien, y no precisamente por el presidente Donald Trump, si no por la propia opinión pública colombiana que no iba a permitir que se produzca un verdadero colapso de la economía del país ante la indeclinable decisión del aumento del impuesto del 25% a las importaciones (aranceles), lo que en realidad se traducía, matemáticamente, en un alza que llegaba al 50%, y que constituía, en adición, un congelamiento a las aspiraciones de los ciudadanos colombianos que desean ingresar en territorio estadounidense, al incluir las duras medidas, la cancelación del otorgamiento de visas para para ingresar en el país norteamericano. Petro ha visto de muy cerca el pragmatismo de Trump y que, de haber persistido en su actitud recalcitrante e irresponsable, hubiera consumado su colapso gubernamental porque nadie en Colombia, absolutamente nadie, iba a permitir que colapso y un aislamiento colombiano mirando su futuro como país. Es verdad que Trump ha decidido levantar la inmediata medida contra Colombia, pero ya vio los errores y la vulnerabilidad de Petro, que ha quedado completamente debilitado gracias a su discurso dominado por su prejuicio ideológico. Si se hubiera informado que los usos y costumbres del ejercicio del derecho penal estadounidense son una expresión de la soberanía absoluta del país, entonces, hubiera comprendido que los procedimientos de deportación también son enteramente soberanos, por lo que creer que los deportados –una inmensa mayoría de criminales– al ser embarcados con grilletes o cadenas, fueron objetos de actos de violación de los derechos humanos, ha sido un grave error y le va a costar caro. Embarcar a los deportados encadenados en aviones militares -también podrían serlo aviones comerciales con bandera estadounidense-, significa de acuerdo al derecho internacional, se aplican para ellos las leyes de los Estados Unidos de América todo el tiempo que la nave se desplaza por la ruta aérea asignada, e incluso hasta en el momento en que el avión extranjero haya aterrizado en el aeropuerto de Bogotá. Es muy importante informarse antes de actuar. Fue una tremenda patinada del mandatario colombiano izquierdista.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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