Reencuentro y Eternidad
Gryzel Matallana Rose
“Dejemos que el misterio deposite
en nuestro cuero antiguo y perseguido
sus huevecillos maravillosos”.
Juan Gonzalo Rose.
Del poema “Dinastía” en “Informe al Rey”. 1967
Hay muchos eventos de nuestra vida cuya realización achacamos al azar o a la casualidad. Sin embargo, en el fondo, muy soterrada y subjetivamente, no podemos evitar sentir que somos como marionetas, conscientes, sí, pero marionetas al fin, guiadas por una voluntad que nos trasciende, que estuvo desde siempre, y que seguirá estando cuando ya no estemos, por lo menos en este mundo. Y, siempre, el acontecimiento principal se relaciona con una serie de hechos concatenados previos.
El primero: mi hijo enfermó de covid y fue internado por 10 días en la Villa Panamericana. Había que mandarle una encomienda con una almohada, libros y botellas de agua. Pensé en una de esas cajas de cartón para los tarros de leche evaporada. Busqué en la parte superior de mi ropero.
A continuación, lo que podríamos llamar el preámbulo del evento: encontré una caja llena con una parte de los libros y revistas que pertenecieron a mi tío Juan Gonzalo Rose. Decidí revisar, pieza por pieza su contenido. Y he aquí el evento, que hasta el momento se compone de dos partes importantes: la primera, hallar viejos poemarios, probablemente comprados por él durante su exilio en México, aprovechando las páginas en blanco, hizo el borrador de sus propios poemas. La segunda, descubrir en el poemario escrito por la poeta mexicana Rosario Castellanos, las correcciones, o mejor digamos, sugerencias poéticas, que mi tío plasma en dos de sus poemas.
Juan Gonzalo Rose vivió exiliado en México por cerca de 6 años. Viajó por su voluntad, en 1950, a una reunión partidaria, el gobierno de entonces, el ochenio 1948-1956 del general Manuel A. Odría, le impidió regresar. Juan Gonzalo sólo pudo hacerlo a fines de 1956. De esa época data su segundo poemario: Cantos desde lejos, publicado en 1957. Durante su estancia en México había publicado un primer poemario: La luz armada, cuyos poemas que “continuaban siendo gratos para el autor”, según sus propias palabras, fueron recogidos en Cantos desde lejos.
Nunca tuve la suerte de tener entre mis manos un ejemplar de La luz armada, pero todo hace suponer que estaría compuesto por versos en los que se hacía evidente su militancia política. Hay dos motivos centrales en la obra de mi tío de aquella época: su filiación “de izquierda”, que para él representaba un compromiso entrañable con aquellos que sufrían por la injusticia social; y su añoranza por la patria dejada atrás, donde se mezclaban imágenes de Tacna, la tierra de su infancia y adolescencia, con las de su “casa frente al mar” en el balneario de Chorrillos, lugar donde transcurrió su temprana juventud.
El primer poemario que encontré fue de Felipe Montilla Duarte, 1896-1972, Ofrenda del caminante, publicado en México por la editorial Humanismo, 1953. Presumo que dicha poesía no fue tanto del agrado de mi tío, hay muchas páginas unidas que él no se dio el trabajo de separar. Sin embargo, utilizó las páginas en blanco para escribir sus propios poemas. De los proyectos, poemas o ideas poéticas solo uno tiene título, Romance del extranjero.
Otro poemario en que encontré el alma de mi tío es De la vigilia estéril, de Rosario Castellanos, 1925-1974, publicado en 1950 por “América” Revista Antológica. En este, sí, todas las páginas están recortadas, testimoniando que leyó cada poema, sirviéndole de gozo y alimento. Los poemas que mi tío eligió para sugerir cambios, tienen que ver con su nostalgia por la tierra lejana. El primero en que aparece es “Distancia del amigo”, el siguiente “Nocturno”, con los cambios realizados por mi tío, curiosamente, se encuentra en el libro revisado.
En este poema, el cambio no fue colocado por Juan Gonzalo en un lugar específico del poema de Castellanos. Además, está escrito en lápiz en la parte superior de la página, cuando todo el resto los realizó con lapicero, lo que indicaría que lo hizo en otro momento.
Debo mencionar también que con esta frase poética “y la regia manzana que mordimos temblando se completa de sombra” que figura en el poema de Castellanos, Juan Gonzalo cierra su “Elegía nostálgica”, un poema corto del poemario Hallazgos y extravíos,publicado en 1968.
Vaya mi testimonio como un recuerdo de Juan Gonzalo Rose, de quien mañana 12 es aniversario de su fallecimiento en 1983, y sea pequeño homenaje al centenario de su nacimiento el 10 de enero de 1927. A su memoria, con la emoción de percibirlo vivo, aunque pasen los años y no esté físicamente entre nosotros.
Gryzel
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