Reflexiones acerca de la situación en Ucrania
Lo que vemos ahora en Ucrania es un intento de los países occidentales, sumergidos en una crisis sistémica de su modelo económico, de revertir el movimiento de la humanidad hacia un orden mundial democrático y policéntrico para restituir el modelo de su propio dominio unilateral debilitando nuevos centros de poder, incluida Rusia.
Para ello, Occidente desarrolló un proyecto para convertir a Ucrania en anti Rusia, fomentando allí la rusofobia agresiva y haciendo la vista gorda ante las manifestaciones de neonazismo para utilizar su territorio como trampolín de la OTAN y librar una guerra de poder contra nuestro país y la población de habla rusa del Donbás. Por lo tanto, de conformidad con el Artículo 51 de la Parte 7 de la Carta de la ONU, nos vimos obligados a lanzar una operación militar especial para proteger al pueblo rusohablante de Donbás, desmilitarizar y desnazificar Ucrania, así como eliminar las amenazas a la seguridad de Rusia que provienen del territorio ucraniano.
Los acontecimientos que ahora tienen lugar en Ucrania solo confirman el hecho de que nuestros temores hayan sido justificados. Las formaciones ucranianas neonazis recurren a métodos de guerra inaceptables: utilizan a la población civil como “escudo humano”, minan ciudades de forma remota con minas antipersonales, disparan en áreas residenciales con artillería de gran calibre de la OTAN y lanzacohetes múltiple, incluidas las municiones en racimo, arman puntos de tiro en instalaciones civiles.
Perfectamente consciente de esto, Occidente continúa alimentando Ucrania con armas, datos satelitales y de inteligencia, convirtiéndose prácticamente en una parte del conflicto. En 2022, solo el importe de ayuda militar de EE.UU. ascendió a $ 24,5 mil millones, y se espera que se asignen $ 44,9 mil millones adicionales en 2023. Además, después de que las Fuerzas Armadas de Ucrania empezaran a usar armas pesadas suministradas por Occidente, el número de las bajas civiles se ha cuadruplicado. En total, como resultado de los ataques de artillería en los territorios de las regiones de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, las regiones de Jersón y Zaporozhye en 2022, fallecieron 4574 civiles, incluidos 153 niños.
El resultado lógico de la política antipopular aplicada por el régimen de Kiev fue la decisión de la población del Donbás, las regiones de Jersón y Zaporozhye de buscar la protección de Rusia en los referéndums de septiembre de 2022 sobre la incorporación de estos territorios a la Federación de Rusia, en los que cerca del 90% de la población votó “a favor”, haciendo realidad su derecho legal a la autodeterminación de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, los Pactos Internacionales de Derechos Humanos de 1966, el Acta Final de Helsinki de la CSCE de 1975 y la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre Kosovo de 22 de julio de 2010.
Las acciones de los países del “Occidente colectivo” y del régimen de Kiev patrocinado por ellos confirman que la confrontación en Ucrania es global y que ellos iban preparándose para la misma durante mucho tiempo y a fondo. Hoy, Rusia no se enfrenta a Ucrania, sino al conglomerado militar-industrial de la OTAN y Ucrania. Kiev es solo una herramienta en manos de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, cuyo objetivo a largo plazo es “la victoria sobre Rusia en el campo de batalla” a toda costa, la demolición de la arquitectura de seguridad escrupulosamente construida durante las décadas posteriores a 1945 en el espacio postsoviético y euroasiático a base de la consideración mutua de intereses de todos los Estados, así como el establecimiento de un orden mundial fundado en la hegemonía de Occidente y las reglas inventadas por él.
(*) Embajador de Rusia en el Perú
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