Reglas para ser un adulto feliz

La felicidad es un estado existencial que requiere la realización del ser humano en toda la extensión de la palabra para vivir tranquilo y en paz consigo mismo y los demás. Para eso hay que establecer actitudes frente a la vida, y considero las siguientes:
No te metas en la vida de tus hijos mayores de edad. Ellos tomarán el camino correcto; en caso contrario, se levantarán solos, salvo que te soliciten un consejo.
No interfieras en la educación de los nietos; que sus padres decidan cuál es la mejor para ellos.
Tolera a tu yerno y nuera; tu hijo o hija fue quien los escogió.
Nunca tomes partido en sus conflictos, sé prudente.
No seas un anciano quejumbroso; lo único que vas a lograr es que se aparten de ti, porque todo te molesta en lugar de disfrutar con ellos.
No digas “en mis tiempos, cuando era joven, las cosas eran mejor”; deja el pasado en su lugar, tu tiempo es ahora.
Ten planes para el futuro; prevenir y ser cauteloso es bueno.
No hables constantemente de enfermedades; todo tiene su momento y su lugar.
No importa cuánto ganes; lo importante es que disfrutes con más o con menos. Lo esencial es compartir con los demás.
Siempre es bueno tener una tarjeta de crédito; te salva de apuros cuando no dispones de efectivo.
Ordena tus propiedades; nunca las dejes en una situación irregular. Sanéalas e inscríbelas en el registro de propiedad para que tus hijos no tengan ningún problema.
Ten una mascota; te dará mucha alegría preocuparte por sus cuidados, su alimentación, sus vacunas, y siempre estará a tu lado.
Cuando te levantes, estírate sobre tu cama, abre las ventanas, escucha la música que te agrada y riega el jardín.
Sé limpio y no descuidado; dúchate todos los días, utiliza una buena colonia.
Ten el hábito de la lectura; un hogar sin libros es como un jardín sin flores.
Diviértete y ríe, empezando por ti mismo, con los amigos y familiares. Disfruta de las travesuras de los nietos.
Camina por la playa o por los parques; aspira el aire fresco, ayuda a la circulación, al buen carácter y te predispone a pasar un día maravilloso.
Si eres socio de algún club, no dejes de frecuentarlo. Disfruta de la piscina, la playa, los juegos de mesa, la biblioteca. Si existe la posibilidad de participar en alguna actividad grupal, inscríbete, despeja la mente y rompe la rutina con un día distinto.
Si vives con tu pareja, comparte momentos con ella, como tomar un café y observar a la gente pasar. Es como estar en un balcón: observar a las personas caminar y sentir la brisa del aire es refrescante.
Existen actividades para el adulto mayor, como paseos a determinadas ciudades. Si tienes la posibilidad de hacerlo, participa; el cambio de ambiente ayuda mucho a despejar la mente y mantener una actitud positiva.
Sé muy feliz.
Recuerdo el caso de una persona llamada Charo, que terminó una relación sentimental por incompatibilidad de caracteres y decidió vivir sola. Tiene dos propiedades: en una vive y la otra la arrienda. Es jubilada, recibe su pensión, y es suficiente para vivir sin necesidades. Su compañía son sus perros, va a la playa todo el año, es naturista, y participa en actividades de baile como tango, salsa y afro en diferentes municipalidades. Concursa, y cada quince días realiza terapia de apoyo y se siente bien. En una oportunidad le pregunté si consideraría tener una pareja. Me contestó que está más tranquila sola que mal acompañada. No le dije nada más, respeté su decisión. Es una señora vital, que no le tiene miedo a la soledad; ha encontrado sus compensaciones y la forma de sentirse feliz. Cada ser humano es distinto del otro, no podemos juzgar a las personas según lo que nosotros queremos que sean. Todo lo contrario, debemos colocarnos en su lugar y comprender, entender y admitir que su forma de vivir la hace feliz con sus costumbres, hábitos y su percepción de la vida, respetándose a sí misma y a los demás.

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