ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Relámpagos y truenos en Lima

Imagen
Fecha Publicación: 24/05/2021 - 23:59
Escucha esta nota

Los residentes de Lima despertamos ayer sobresaltados por una inusual tormenta eléctrica, desconocida en la capital peruana. La tormenta, aunque breve, llegó a dañar los techos de algunas viviendas humildes.
En las circunstancias políticas que vive el país, este episodio nos permite también a los peruanos hacer un paralelo respecto de lo que habremos o no de permitir con nuestra decisión el 6 de junio próximo.
En mis ya varias décadas de vida, no creo haber estado frente a una coyuntura tan especial, en la que las dos opciones en juego resultan tan claramente opuestas.
Por un lado, la alternativa representada por la candidata Fujimori, que nos plantea una opción que reconoce como válido y vigente el sistema político y económico previsto en la Constitución vigente y en las normas que la desarrollan, pero que exige un cambio de actitud en los encargados de gestionar ese sistema para así evitar la distorsión que significan la impericia, la indiferencia hacia los más necesitados y la corrupción llegados a su máxima expresión en los últimos gobiernos. Por el otro, la alternativa que nos plantea el marxismo-leninismo-maoísmo del candidato Castillo, incluso dándole el beneficio de la duda respecto de si a esa alternativa haya de agregarle el componente “pensamiento Gonzalo”.
Pese a que es innegable que el Perú atraviesa por una delicada situación macro y micro económica derivada de la pandemia y de la tardía e ineficiente respuesta dada por el gobierno saliente de M. Vizcarra y el transitorio a cargo de F. Sagasti, la opción marxista insiste en su propuesta de distraer tiempo y esfuerzo en convocar a una asamblea constituyente que produzca una nueva Constitución, cuyo contenido aunque se cuiden de anunciarlo ya sabemos cuál será: Estado como único o principal inversionista, empleador y proveedor de bienes y servicios, desde los esenciales hasta los no esenciales, y dominado por una burocracia que será la única en beneficiarse mientras la calidad de vida de los demás se deteriora, como ha sucedido con los pueblos que en los últimos dos siglos optaron por ese camino. El ejemplo trágico y cercano en tiempo y lugar de Venezuela y los venezolanos (diseminados por millones en otros países, entre ellos el nuestro, buscando incluso un mínimo alivio a su pesar) debería servir para describir en detalle esa alternativa.
El debate del domingo último entre los equipos técnicos de las alternativas en juego ha mostrado que los peruanos habremos de escoger entre la paz y la calma o el ruido ensordecedor y la luz que enceguece.

Para más información, adquiere nuestra versión impresa o suscríbete a nuestra versión digital AQUÍ.

Puedes encontrar más contenido como este siguiéndonos en nuestras redes sociales de Facebook, Twitter Instagram.