República del trabajo

Una república basada en el trabajo es aquella en la que los empresarios invierten y emplean gente, una en la que los emprendedores encuentran espacios sin presión ni persecución, una en la que los desempleados suman menos que las ofertas de trabajo.

La ética del capitalismo liberal es la dignificación por el trabajo, una sociedad en la que las trabas y regulaciones son tan ralas que es fácil hacerse de un capital, prenderlo y contratar gente, que, a su vez, serán consumidores y crearán su propia demanda, de la que emergerán nuevas empresas y se sumarán más puestos de trabajo… y así sucesivamente. El caso inverso, la recesión, es triste porque el empleo tarda más que el ingreso en recuperarse.
En La tragedia del desempleo, Mau Chi Dao y Prakash Loungani dicen que existe un índice de miseria que nadie mide, pero que es de malestar: “Los costos para una persona desempleada incluyen una pérdida persistente de ingresos al desacelerarse su carrera, una menor esperanza de vida y menores logros académicos e ingresos para sus hijos”. El índice de miseria trata de la calidad y esperanza de vida. Este estudio tiene como contexto la crisis en Estados Unidos en 2008. Dice que el malestar en los 80 fue mínimo; con el gobierno de Ronald Reagan hubo inversión, crecimiento y empleo.

La izquierda suele estudiar el malestar en la cultura y en la contradicción capitalista mientras crea desempleo. Hay un malestar que es horror vacui y la convicción de que la situación no cambiará. Chi Dao y Loungani dicen que la tasa de mortalidad de los desempleados es mayor a la de los empleados, hay una afección perdurable y se reporta un incremento de la presión arterial por el largo plazo fuera del mercado laboral. Xataca, de México, en base a estadísticas del Buró australiano refiere que “el desempleo provocó 3 mil suicidios entre 2004 y 2006”. Estudios refieren que es la quinta causa en el mundo. Se puede mencionar la tensión familiar, el estrés y el fracaso escolar.
La recesión mata. Hay índices de malestar y ansiedad que escapan de la data, pero si hay a quien culpar es a los políticos. No solo usan sus cargos para sus propios fines, sino que espantan la inversión decidiendo mal. El Estado hace lo suyo cuando traba inversiones y resta.

La república del trabajo es la de una economía trabajando a todo vapor.

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.