Respuesta ante un oprobio
El aún ministro del Interior, Juan José Santiváñez, tuvo el desparpajo de responsabilizar a los medios de comunicación social de estar “comprometidos con la criminalidad”. Tal ignominia ocurrió durante su participación en la “Reunión de Trabajo sobre Seguridad Ciudadana”, en el Congreso de la República, donde señaló, además, que se busca un “pacto nacional” junto con los responsables de la información para “cambiar la mentalidad”, pese a que, según él, un grupo de estos apoyaría los ilícitos.
“Hoy tenemos un marco jurídico que saludo, pero hay que cambiar la mentalidad, hay que empoderar a nuestra Policía. Por eso es que nosotros conversábamos de un pacto, del pacto nacional donde participemos todos, incluso los medios de comunicación, porque algunos medios también están comprometidos con la criminalidad, y lo digo claramente”, afirmó, ante el silencio cómplice de los asistentes.
Agregó: “Y todo con el único ánimo de desprestigiar, porque no hay otra cosa, es una campaña de desprestigio, y no se dan cuenta de que, enfrentándonos a todos, lo que generan justamente es que la criminalidad se empodere, porque la noticia en favor de la criminalidad es una noticia en contra de la Policía, de las FF. AA., del Poder Ejecutivo, del Poder Legislativo, del Poder Judicial, de todos”, sentenció.
En la reunión participaron la presidenta del Poder Judicial, Janet Tello; el ministro de Defensa, Walter Astudillo; la primera vicepresidenta del Congreso de la República, Patricia Juárez; así como parlamentarios y funcionarios públicos.
Por lo que me veo en la obligación moral, como periodista, de rechazar semejante oprobio del ministro del Interior. Acusar a los medios de participar en una supuesta “campaña de desprestigio” en contra del Mininter y de empoderar a criminales es ignorar que, desde el inicio de su gestión, la inseguridad ciudadana se incrementó, por lo que debería renunciar. En lo que va de este año, el número de homicidios llegó a la escalofriante cifra de 240 casos, según Sinadef.
Que el ministro entienda que la libertad no debe ser coartada en función de ningún otro fin. La libertad es una, pero a la vez múltiple en sus manifestaciones; pertenece a los seres humanos, no al poder de turno y menos a un gabinete que ha perdido la brújula por su incapacidad evidenciada.
Solo mediante la libre expresión y circulación de ideas, la búsqueda y difusión de informaciones, la posibilidad de indagar y cuestionar, de exponer y reaccionar, de coincidir y discrepar, de dialogar y confrontar, de publicar y transmitir, es posible mantener una sociedad libre. Solo mediante la práctica de estos principios será posible garantizar a los ciudadanos su derecho a recibir información imparcial y oportuna. Solo mediante la discusión abierta y la información sin barreras será posible buscar respuestas a los grandes problemas colectivos, crear consensos, permitir que el desarrollo beneficie a todos los sectores, ejercer la justicia social y avanzar en el logro de la equidad.
Allí donde los medios pueden surgir libremente, decidir su orientación y la manera de servir al público, también florecen las posibilidades de buscar información, de difundirla sin cortapisas, de cuestionarla sin temores y de promover el libre intercambio de ideas y opiniones. Pero, cuando con el pretexto de cualesquiera objetivos se cercena la libertad de prensa, desaparecen las demás libertades.
No hay personas ni sociedades libres sin libertad de expresión y de prensa. El ejercicio de esta no es una concesión de las autoridades; ¡es un derecho inalienable del pueblo, señor ministro, espero que lo entienda!
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