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Revolución en la educación en el Perú

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Fecha Publicación: 05/07/2025 - 22:10
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El Perú enfrenta una profunda desigualdad educativa entre el sector público y el privado. Las pruebas PISA lo confirman: mientras los estudiantes de colegios privados de élite logran puntajes comparables a países desarrollados, los del sector público —especialmente en las áreas rurales— quedan relegados por más de un año escolar de diferencia.
No es una cuestión de talento, sino de estructura. La mayoría de colegios públicos carece de conectividad, materiales pedagógicos actualizados y entornos de aprendizaje adecuados. El 70 % de los docentes trabaja para el Estado, pero muchos de ellos enfrentan sobrecarga administrativa, inestabilidad laboral y programas de capacitación fragmentados. A esto se suma la falta de acompañamiento técnico y pedagógico que los motive y los potencie.
Peor aún: el 50 % de las escuelas públicas carece de servicios básicos como agua potable y desagüe, especialmente en las áreas rurales, lo que afecta directamente la salud, dignidad y asistencia regular de los alumnos.
En estas mismas zonas, menos del 10 % de escuelas tiene acceso operativo a internet. Los docentes enfrentan condiciones precarias y deben atender aulas multigrado sin recursos, formación contextualizada ni incentivos suficientes. A pesar de esto, siguen en pie, sosteniendo con esfuerzo y vocación el derecho a aprender de millones de niños.
Una verdadera revolución educativa exige decisiones audaces y sostenidas. Se requiere revalorizar al maestro con un programa nacional de mentoría en servicio, eliminar la carga burocrática que los ahoga y dotarlos de infraestructura y herramientas. Se debe profesionalizar y descentralizar la formación docente, con enfoques interculturales y realistas, adaptados a la diversidad del país.
La política del bono para docentes en zonas rurales y de frontera ha demostrado eficacia: atrae talento y mejora resultados. Es momento de ampliarla. También urge transformar la escuela pública en un espacio moderno, con jornada escolar completa, conectividad real y evaluación constante de aprendizajes. Debemos aplicar pruebas como PISA en el calendario nacional para monitorear progreso y corregir errores a tiempo.
Esta no es solo una tarea del Estado. También involucra a la sociedad peruana, las comunidades educativas y los padres de familia. Necesitamos una nueva alianza por la educación, basada en mérito, equidad y resultados.
Una revolución en la educación no comienza con discursos, sino con reformas concretas, voluntad política y compromiso ético. El futuro del Perú depende de que la escuela pública deje de ser el refugio de los olvidados y se convierta en el motor de la igualdad.

(*) Presidente de Perú Acción
Presidente del Consejo por la Paz

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