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Rip AP

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Fecha Publicación: 10/03/2022 - 22:20
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Si hay una agrupación que resume las desgracias en la que se han convertido los partidos políticos en el Perú ese es Acción Popular. Por obvias razones no nos ocuparemos de los llamados vientres de alquiler, tan solo vehículos para llevar gente a cargos por elección popular, ni tampoco de partidos políticos ya desaparecidos o caídos en desgracia por paupérrimas performances electorales.

El caso de Acción Popular es particularmente singular. Otrora dos veces gobierno (1963-1968 y 1980-1985) de la mano de su fundador Fernando Belaunde Terry y un corto mandato de transición de Valentín Paniagua en 2000-2001, no vamos a hurgar en esa historia (hoy prehistoria por la vertiginosidad de los acontecimientos políticos de los últimos años). Nos remontaremos tan solo a la elección de 2016, cuando un independiente Alfredo Barnechea lo volvió a poner en el escenario de las grandes ligas al obtener un decoroso cuarto lugar, desplazando nada menos que al APRA de Alan García.

Sus posteriores incursiones electorales (2018 municipales y parlamentarias 2020 y 2021) fueron exitosas en cuanto a número, mas no en contenido y solo han servido para consolidar una imagen de malagua ideológica (que valgan verdades siempre la tuvo, pues eso del “Perú como doctrina” siempre sonó a eso mismo… a nada). Con la asunción de Manuel Merino, luego de la vacancia de Vizcarra en noviembre de 2020, tuvo la oportunidad de resarcirse por unos pocos meses, pero la andanada izquierdista y caviar sepultó esa posibilidad en tan solo cinco tumultuosos días. Ya sabemos cómo acabó aquella historia.

Así, hoy con Jorge Muñoz (invitado como Barnechea), el alcalde metropolitano de Lima elegido por AP no pasa nada, como tampoco con sus dirigentes “históricos” Víctor Andrés García Belaunde, Raúl Diez Canseco y algunos otros más quienes parecen haber sido devorados por gente que ha tomado por asalto el partido como Yonhy Lescano (olvidable candidato presidencial en 2021), Mesías Guevara y un elenco de congresistas absolutamente desconocidos a quienes encima se les acusa de haberse vendido al oficialismo de Perú Libre. Hoy carecen de un liderazgo definido y solo se les distingue por ser el furgón de cola parlamentario del desgobierno de Pedro Castillo.

Triste y vergonzoso final de un partido que se forjó con el brío y la valentía de un joven y carismático arquitecto como Fernando Belaunde, quien recibió el famoso “Manguerazo” de la policía como bautizo político en la plaza San Martín en 1956 cuando se enfrentó a la dictadura de Manuel A. Odría.

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