Rondas y ronderos
El diario Expreso informó que “siete suboficiales de la Policía Nacional del Perú (PNP) fueron sorprendidos bebiendo licor en plena jornada laboral, mientras debían patrullar el distrito de San Gabán, en la región Puno. El hecho ocurrió dentro de una vivienda que también funcionaba como restaurante”.
¿Qué ocurrió? Alertados por los pobladores, un grupo de ronderos llegó al lugar y, al encontrarlos infraganti, los intervinieron en el acto, procediendo a castigarlos sin que los involucrados ofrecieran resistencia.
Sucede que los ronderos gozan, en las comunidades andinas del país y en las zonas rurales donde la presencia del Estado es muy débil, de autoridad moral delegada y legitimada por la misma población que los elige en asamblea popular. Además, las rondas campesinas están reconocidas por ley, con reglamento aprobado mediante Decreto Supremo en 2003.
Según la información periodística, los vecinos notaron una acalorada discusión entre los mismos policías dentro del local, por lo que alertaron a la ronda campesina de la comunidad. Al llegar, los ronderos lograron capturar a dos policías, mientras que los otros cinco se dieron a la fuga. Los intervenidos fueron trasladados a la plaza principal de San Gabán y, en presencia de otras autoridades y vecinos, se les impuso una sanción simbólica: realizar ejercicios físicos por haber abandonado sus funciones.
La lección fue clara: verse humillados ante su pueblo, cumpliendo una sanción en la plaza pública en vez de patrullar y garantizar la seguridad del distrito, fue muy duro. No hubo forma de evadir el castigo impuesto por los ronderos. Lo cumplieron sin dudas ni murmuraciones, como se diría en el lenguaje militar.
Minutos después, efectivos de la Comisaría de Macusani llegaron para tomar control de la situación, iniciaron investigaciones y dieron parte a la Inspectoría General de la PNP. Este órgano dispuso la separación temporal de los siete policías mientras duren las diligencias. Además, los dos intervenidos continuaban detenidos mientras se recopilaban testimonios que permitieran esclarecer los hechos.
Las rondas campesinas son organizaciones sociales que surgieron en zonas rurales para brindar seguridad y justicia en ausencia del Estado. Su origen se remonta a la década de 1970 en Cajamarca, como respuesta a problemas cotidianos como el abigeato y la inseguridad. La primera ronda campesina nació el 29 de diciembre de 1976 en la comunidad de Cuyumalca, distrito y provincia de Chota, región Cajamarca.
Reguladas por la Ley n.º 27908, estas rondas tienen derecho a participar en la vida política del país y cumplen un rol fundamental en la resolución de conflictos en el ámbito rural. Si bien en ocasiones han cometido excesos, la mayoría de veces su presencia ha sido oportuna y severa, siempre del lado del más afectado. Por ello, la población se siente protegida por ellas.
Estas organizaciones nacieron para llenar el vacío de justicia en un país centralista. Aunque el Perú ha cambiado desde los años 70, muchas comunidades siguen sintiéndose ajenas al Estado. Las rondas, con sus aciertos y errores, han sido su justicia más cercana.
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