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Rubicón constitucional

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Fecha Publicación: 18/01/2022 - 22:50
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Si a alguien le quedaba duda –siempre habrá crédulos y tontos útiles- el pernicioso proyecto de Referéndum para la convocatoria a una Asamblea Constituyente exprés continúa vivito y coleando para el Gobierno y adláteres sea por la vía legal y, si no, por el “camino violento” como reza el tuit golpista -¿ o será autogolpista?- del partido oficialista.

No vamos a perder renglones y tinta recordando que desde la instalación de este Régimen se anunció que la reforma de la Constitución vigente se efectuaría respetando el procedimiento establecido por el artículo 206 de la misma, pero todos los indicios que siguieron fueron a contracorriente de ello. Pues bien, hace poco la mayoría del Congreso, con suma candidez dada la precisión del artículo de marras que no requiere desarrollo constitucional, tuvo la ocurrencia de aprobar un redundante proyecto de ley modificatorio de la normativa sobre participación ciudadana que, en buen cristiano, no hace más que reiterar lo que ya manda la Carta Magna. Si de algo ha servido esta innecesaria autógrafa legal ha sido para terminar de desnudar al Ejecutivo de turno y su objetivo de siempre que no es otro que instalar una nefasta Asamblea Constituyente “refundadora” de entraña socialista, por no decir castro-chavista. Y adiós República.

En efecto, Castillo ha observado dicha autógrafa de ley con el cuento de que restringiría el poder constituyente del pueblo, su derecho de participación vía Referéndum y menoscabaría el principio de separación de poderes. Nada más falso. La verdad es que mientras no se modifique el artículo 206 constitucional la reforma total o parcial de la Carta NO PROCEDE MEDIANTE ASAMBLEA CONSTITUYENTE.

Cómo será de cierto, que hasta el polémico Pleno del JNE está de acuerdo con esto que liquida la aberrante recolección de firmas para la espuria consulta asambleísta autorizada ilegalmente por la ONPE.

El gobierno de Castillo ha cruzado una peligrosa línea roja que pone en cuestión el Estado Constitucional y Democrático, la seguridad jurídica y la estabilidad institucional del país que defiende la inmensa mayoría de la nación. ¿Hasta cuándo? ¡AMÉN!

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