ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Rumbo a nada bueno

Imagen
Fecha Publicación: 09/05/2019 - 22:20
Escucha esta nota

Nueva ronda de ataques contra el Poder Legislativo perpetrada por un desconcertado presidente Vizcarra. Hombre sin auténtico (no impostado) talante democrático –más bien hecho al estilo del gamonalismo político regional– y secuestrado además por una mafia politiquera dominada por el pensamiento progre-marxista, el vicepresidente de Pedro Pablo Kuczynski navega a ciegas en un mar cada vez más encrespado rumbo a ninguna parte, sólo esperanzado en que finalmente algo –o alguien– lo ayude a evadir esta peligrosísima tormenta en la cual ha metido al Perú. Vizcarra y su premier Del Solar incordian otra vez al Parlamento retratándolo para la platea como una entidad inútil, pervertida, nefasta para el ciudadano. Esta vez la razón es por no aprobar las reformas constitucionales elaboradas por una comisión de notables presidida por el progre rojo Fernando Tuesta, cuyo leitmotiv es cercenarle funciones al Legislativo y endosárselas al inquilino de Palacio. Concretamente, dinamitar equilibrio de poderes. Frente a tamaña afrenta, esta vez el Poder Legislativo debe plantar cara al Ejecutivo.

Por eso este país ni puede, ni debe, ni quiere ser gobernado por un imprudente marca mayor como el actual jefe de Estado instalado en Palacio de Gobierno por arte y magia de algunas fuerzas fácticas; no precisamente por la voluntad popular. Ya van tres años de gestión del régimen Kuczynski-Vizcarra y uno de vizcarrismo en soledad. En estos 36 meses de fatuidad, inutilidad, corrupción y prepotencia el Perú ha retrocedido casi como en sus perores épocas. Peor aún, el abandono a la población es sobrecogedor. Para empezar, la inseguridad ciudadana viene causando un récord infernal de muertos y lisiados jamás registrado, aparte de la pérdida patrimonial, fundamentalmente, de las personas más necesitadas que sobreviven en lugares donde reina el hampa y ninguna autoridad impone orden. Ni mucho menos se hace respetar. Áreas que son declaradas  zonas peligrosas –liberadas y ocupadas por la delincuencia– a vista y paciencia de un ministro del Interior al que le apetece hacer política barata. Como denigrar al Congreso –seguro para contentar al Presidente– y fungir de defensor de oficio de una ministra de Educación que, definitivamente, no sabe ni dónde está parada. Porque sostiene que la “teoría” de género significa poner a hombres y mujeres en el mismo plano, cuando se trata de una ideología de los progre marxistas que apunta a eliminar el concepto de sexo con el cual nacen los mortales, para sustituirlo por aquella fantasía que el sexo lo adquieren los seres humanos mediante la interpretación que hace cada cual conforme va madurando en edad. O cuando soslaya que los textos escolares no hacen apología al terrorismo transcribiendo esas teorías pro terroristas de la comisión de la verdad, presentándolos ante la juventud como unos luchadores sociales víctimas de un Estado opresor que asesinó a 75,000 peruanos.

En sólo catorce meses de gestión Vizcarra ha transformado el Perú como pocos jefes de Estado. Pero claro, transformándolo para peor. Porque nos encontramos más cerca a momentos escabrosos –como el finalizar del régimen belaundista– caracterizados por una amenazadora polarización social y política.