Rusia y Corea del Norte, visibilizados
La noticia de que Vladimir Putin, presidente de Rusia, recibiría la inminente visita del líder norcoreano, Kim Jong-un, ha logrado el objetivo de visibilizar la alianza estratégica entre la Federación de Rusia y el régimen de Corea del Norte. El autor de que todos hablen del eventual encuentro bilateral asiático no podía ser otro que Estados Unidos –su diplomacia y su inteligencia trabajan de la mano y perfectamente sintonizados y de esa práctica deberíamos aprender en el Perú– y tiene consistencia lógica que lo haga.
Solamente el viaje de Kim a Moscú ya es disuasivo y ese marco en medio de la guerra de Rusia contra Ucrania, por supuesto que preocupa, si consideramos que Pyongyang contaría con un arsenal nuclear suficiente como para inquietar a la Casa Blanca mirando los escenarios cada vez más de agudización de la guerra. Es curioso que el eventual suministro de armas de Corea del Norte a Moscú cause más revuelo que los materiales bélicos proporcionados desde hace buen tiempo por occidente –Estados Unidos y sus aliados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)– a Ucrania. La idea de Washington es mostrar dos cosas: de un lado, la vocación belicista de Rusia que sigue tejiendo alianzas –ya las tiene con China e Irán, principalmente, y no veo exento de este grupo a Pakistán, que también sabe disuadir nuclearmente, y que en cualquier momento, también se hace visible– y de otro, desnudar la cada vez más menoscabada capacidad militar rusa, pues en otros tiempos, nadie hubiera creído que se halle recurriendo a terceros Estados para que le suministren material bélico en una guerra que francamente, a esta altura del partido, resulta incierto quien pudiera irla ganando.
Es verdad que nadie hubiera creído en un estrechamiento entre Moscú y Pyongyang dado que en el pasado no hay ningún registro que los consumara como aliados incondicionales por estado de naturaleza como pasa entre los Estados Unidos de América y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, por ejemplo. Mirando el escenario geopolítico asiático en medio de la guerra en Europa del Este, lo único que me queda claro de estas alianzas estratégicas, es que Washington afianzará en mayor medida las que corresponde con países como Corea del Sur, Japón y últimamente con Australia, a la que ha decidido sacarla de su anonimato de país doméstico solo apreciable por sus canguros o por allí hallarse Sídney, la emblemática capital de las novias. Lo único cierto que podemos confirmar de esta revelación estadounidense es que el comercio de armas sigue dominando en medio de una guerra que se habría vuelto tan o más rentable que otras del pasado.
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