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¡Salvemos al ITP!

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Fecha Publicación: 21/06/2019 - 21:20
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Por recomendación de la FAO, así como con la cooperación técnica y donación económica de Japón, se creó en 1979 el Instituto Tecnológico Pesquero del Perú (ITP), como organismo del Ministerio de Pesquería.  Su finalidad era realizar investigaciones científicas y tecnológicas orientadas al uso de nuestros recursos acuáticos dándoles valor agregado.

Durante 34 años, su contribución al desarrollo del país fue amplia y consistente. Son ejemplos de ello, su constante esfuerzo en introducir y consolidar la utilización de anchoveta para consumo humano, con el desarrollo de líneas de conservas adaptadas para la industria. Asimismo, las tecnologías para la manufactura de surimi, salpresos al vacío, congelados tipo hamburguesa y un largo etcétera. No descuidó la valoración del aceite de pescado, mediante el estudio del contenido de EPA, DHA y su refinación. En cuanto a  la pota, realizó investigaciones estudiando soluciones para  secuestrar sabores y olores indeseables de este cefalópodo y aplicó dicho conocimiento en la fabricación de productos que hoy se exportan, como daruma, nuggets, conservas y surimi (para lo cual el ITP inscribió patente internacional).

Sus aportes  le han permitido el reconocimiento de la FAO, como una sólida institución de referencia en el ámbito de la investigación y desarrollo. Ha sido identificado por Cancillería como una de las contadas entidades nacionales en su programa de cooperación Sur – Sur y catalogada como ejemplo mundial por la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional (JICA), entre otras muchas distinciones globales.

Sin embargo, en diciembre de 2013, con sólo una Disposición Complementaria Final de la Ley de Presupuesto (Ley 29951) y sin conocimiento de la entidad donante, se le sustrajo el nombre,  personería jurídica y laboratorios de investigación. Esto para crear el Instituto Tecnológico de la Producción –ente burocrático con cientos de empleados y directivos a control remoto desde lujosas oficinas en San Isidro, limitado a adscribir CITES de naturaleza pública–, lo cual degrada al ITP original a un CITE pesquero.

Hoy casi no realiza investigaciones, lanzamientos de productos, transferencias de tecnologías ni capacitación a industriales o artesanales. Con estas acciones, el gobierno anterior logró cercenar al sector pesquero su brazo científico y tecnológico en el área de utilización de recursos ícticos, además de arruinar una marca conocida a nivel internacional, depreciando su bien ganada condición de centro de ciencia y desarrollo.

Las tendencias mundiales en la utilización de pescados y mariscos, sin embargo, requieren hoy más que nunca la presencia de una agencia de I+D que sirva de soporte y colaboración a los actores productivos. Estos –bajo las condiciones viegentes en el mercado–vienen realizando esfuerzos para crear nuevas matrices, que consigan agregar mayor valor a los recursos pesqueros y acuícolas.

Las actuales autoridades del Ministerio de la Producción están a tiempo de tomar las acciones que permitan la devolución de los laboratorios y la reactivación de este instituto. Urge llevar a cabo las nuevas tareas que el sector deberá enfrentar, particularmente en el campo de la biotecnología, la preservación y uso de los recursos, incluyendo el desarrollo de nuevos productos y subproductos de alto valor, bajo la forma de nutraceúticos y farmacéuticos, entre otros.

Alfonso Miranda Eyzaguirre - Ex viceministro de Pesquería.