¡Sálvese quien pueda!
No hay deuda que no se pague, ni plazo que no se cumpla. Resulta absolutamente vana la resistencia que viene haciendo el presidente Vizcarra –con miembros de su gobierno, sus asesores progre-marxistas y la prensa corrompida por el avisaje estatal–para evitar que el caso Lava Jato le estalle en las manos. Más temprano que tarde irán apareciendo las evidencias que comprobarán los síntomas que, con mayor relevancia, aparecen cada día confirmando que desde Palacio de Gobierno se manejan los cables que mueven a los polichinelas Vela Barba y Pérez en su afán de pactar con Odebrecht un acuerdo lesivo para el Perú y completamente benevolente para la constructora.
Por más que Vizcarra trate de disimular o pretenda retrasar el inexorable calendario, jamás podrá conseguirlo. En este orden de ideas, resulta tragicómica su conducta como jefe de un Estado fallido por sus incompetencias y disparates. Aparte de vérsele el fustán cada vez que intenta desmarcarse del affaire Odebrecht. Como ha sucedido con ese pálido ensayo de oponerse –líricamente– a que se le devuelvan S/ 575´000,000 a la corrupta contratista brasileña, a contramano de lo que pactaron los fiscales Vela Barba y Pérez y el indigno procurador Ramírez.
A la luz de lo ocurrido estos últimos días, es evidente que el gesto de Vizcarra constituye un clarísimo síntoma del pavor que siente al verse rodeado de alimañas –entre ellas El Comercio, por razones crematísticas– que lo empujan a avalar un acuerdo definitivamente lesivo a los intereses del Perú. Porque lo que la gente ha comprobado en estos últimos días es que han saltado más alarmas que nunca alertando a la opinión pública que la podredumbre ha empezado a rebozar por todas partes. Ejemplo.
El señalamiento del titiritero Barata al ex primer ministro César Villanueva imputándolo -a la hora undécima- de haber sido sobornado para obtener la buena pro de una carretera. ¿Por qué no lo reveló cuando Villanueva fue designado premier? ¿Por qué recién se acuerda un año y medio después que le había entregado US$ 60,000 en dos partes mientras fue gobernador de San Martín? La respuesta es evidente. Barata –como los fiscales Vela y Pérez y sus parlantes de IDL capitaneados por Gorriti– dosifica su memoria según la conveniencia del momento.
Resulta que ahora a Barata le mortifica que Vizcarra se oponga a que estos fiscalillos le devuelvan S/ 575´000,000 por la venta de Chaglla. En consecuencia le lanza un dardo ponzoñoso al presidente: “Fíjate Martincito todo lo que puede ocurrir si sigues oponiéndote a mis intereses. Villanueva es sólo un granito de arena en comparación al cúmulo de pruebas que tenemos contra ustedes”. En simultáneo, el procurador Amado Enco, compadre del procesado Humala, ha denunciado a su símil Jorge Ramírez –firmante del pacto con Odebrecht fabricado por Vela y Pérez– acusándolo de beneficiar a esta constructora a través del vil acuerdo de colaboración eficaz. Repasemos. Los procuradores Enco y Ramírez dependen del ministro de Justicia, Vicente Zeballos. Y sospechosamente Zeballos fue designado ministro por… Villanueva y Vizcarra. Esta peligrosa trilogía está en serísimos problemas.