Se acerca el final
El fiscal de la Nación ya está investigando al Presidente por liderar una organización criminal desde el poder mismo. Algo nunca antes visto en la historia republicana y que hoy lo venimos constatando al escuchar unos audios escandalosos donde se muestra desvergonzadamente el reparto de dineros públicos con un lenguaje lumpenesco y en donde se involucra al mismísimo mandatario. Sin embargo, cierta prensa venal está muy “preocupada” por unos audios inocuos de la presidenta del Congreso María del Carmen Alva en los que se habla de un imperativo ciudadano nacional y mayoritario: la vacancia del presidente Castillo.
En la democracia moderna occidental más antigua del mundo, los Estados Unidos de América, el caso del presidente Richard Nixon es uno emblemático. Conocido el escándalo Watergate en 1972 (también de escuchas telefónicas y apenas reelegido Nixon de forma abrumadora para su segundo mandato), en mayo de 1973 el fiscal general Elliot Richardson nombró como fiscal independiente y ad-hoc del caso al abogado y reconocido profesor de Harvard Archibald Cox; cuando Cox llegó a un punto intolerable para los intereses del presidente -en ejercicio- éste decidió despedirlo en un evento conocido como la “Masacre del Viernes en la Noche”. Aquel 20 de octubre de 1973 renunciarían el mismísimo Richardson y con él su adjunto William Ruckelshaus, este suceso desencadenó el principio del fin de la presidencia de Richard Nixon.
En un hecho histórico y abrumado por las evidencias en su contra un compungido Nixon renunciaría meses después. Su sucesor Gerald Ford lo perdonaría. Ford había reemplazado al vicepresidente Spyro T. Agnew, quien había renunciado un tiempo atrás involucrado en actos de corrupción. Castillo ahora pretende que el fiscal Pablo Sánchez no lo investigue y su vicepresidenta está en problemas. ¿Les suena familiar todo esto?
Entonces, no es tan cierto que a un presidente no se le pueda investigar o esperar que concluya su mandato, menos cuando sobre él penden gravísimas acusaciones de corrupción. Las investigaciones en curso, incluidos por cierto los audios que vienen saliendo, no dejan mucho margen de duda al respecto. De pronto no van a conducir a acusar formalmente al Presidente, pero sí pueden coaccionar a Pedro Castillo a renunciar antes que el Congreso lo inhabilite por infracción a la Constitución o lo vaquen por una evidente incapacidad moral (también mental, intelectual, emocional, legal, etc., etc.). Si a ello le agregamos que la señora Dina Boluarte, actual vicepresidenta y ministra de Estado, tiene severas acusaciones de infracciones constitucionales en su contra, evidentes conflictos de intereses y graves delitos en los que está involucrada, no hay duda que cada día más cerca el final de este desastre de desgobierno a tan solo diez meses de haber asumido el poder, además en medio de todo tipo de irregularidades, por no decir fraude.
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