¡Se les acabó el tiempo, congresistas!

El Perú está en situación límite! O salimos del régimen comunista/senderista que aún preside Pedro Castillo, o éste clausurará el Legislativo, convocará a una constituyente e instalará, per secula, un gobierno tiránico operado desde La Habana y Caracas. Las cosas han llegado a un extremo insalvable, a resultas de cómo se ha comportado el Ejecutivo en estas últimas dos semanas. La crisis del gabinete Vásquez derivó en un interregno de cuatro días sin gobierno y que, tras anunciar Castillo la conformación de “un gabinete de ancha base”, desembocó en más de lo mismo. Con el agravante que el saliente premier, Héctor Valer, ofreció prestarse a ser la “bala de plata” que usaría Castillo apretando el primero de dos botones para amenazar y posteriormente cerrar el Congreso, so pretexto del “obstruccionismo”. Palabreja ideada por el clan caviar que secuestró al inútil Kuczynski, y después aplicaría el miserable Vizcarra con el unánime aplauso de los partidos de izquierda; de la prensa venal, mercantilista integrada por La República, El Comercio, RPP y canales 2,4,5,6,7,8,9; y, sin la menor duda, por aquella mafia caviar que permanece mandando en el Ministerio Público, Junta Nacional de Justicia, Jurado Nacional de Elecciones y demás centros neurálgicos del poder fáctico nacional.

Luego de la juramentación del gabinete que ahora preside Aníbal Torres, la inmediata reacción del Ejecutivo fue calcar la estrategia golpista impuesta por el canalla Vizcarra y los caviares. Arrancaría desacreditando al Legislativo, siendo esta la única institución defensora del sistema democrático y el Estado de Derecho. Y particularmente atacaría a sus mayores figuras. Empezando por Maricarmen Alva, presidenta del primer poder del Estado. El modelo estriba en criminalizar al Congreso –institución evidentemente impopular en todos los países donde gobierna la democracia- endosándole todos los errores del gobierno, para preparar el caldo de cultivo que facilitará su clausura con el aplauso de las masas compradas por el Ejecutivo utilizando esos billones de soles que quema bajo la figura populista del “subsidio a la pobreza”. Asimismo, este gobierno persiste en agudizar las contradicciones, destripando al Estado peruano para inculpar a la derecha de aquel espiral de miseria desatado en estos primeros seis meses por el desgobierno de Castillo. Escenario que elevará el descontento social hasta que acabe en alguna confrontación nacional de pronóstico reservado. Si permanecen cavilando los congresistas de Acción Popular, Alianza para el Progreso y Podemos, alucinando que todavía existe margen para que enmiende el aún presidente Castillo, pasarán a la historia como vulgares cobardes, traidores a la patria. ¡Se les acabó el tiempo! Si no actúan ahora mismo, poniendo en marcha los procesos de Vacancia y/o de Acusación Constitucional para remover a Castillo, en cuestión de semanas/meses Perú será la siguiente Venezuela.

Apostilla: Los congresistas que asistieron a un seminario de la Fundación Naumann deberían aclarar públicamente, como precisa dicha Fundación, que allí no se coordinó un golpe de Estado, vil invento del Ejecutivo. Recordemos. Los caviares acusaron de golpista a Merino inventándole la llamada a un mando militar. Y por no desmentirlo contundentemente, fue cesado.

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