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Se necesita un gobierno sin disfraz

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Fecha Publicación: 22/07/2020 - 21:00
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La dura situación por la que atravesamos actualmente los peruanos exige una conducción política y económica transparente en todos los ámbitos y direcciones, porque la desconfianza ante la mentira o manipulación puestas al descubierto, genera el peor descrédito de los gobernantes ante la población, generando posibles escenarios de desobediencia civil y severos conflictos sociales cuando el hambre comience a apretar en gente sin trabajo y sin recursos.

La realidad no puede ocultarse ni disfrazarse por mucho tiempo y el Gobierno ha venido manejando cifras inexactas y tomando decisiones equivocadas.

El caso más notorio fue el de ministros que visitaban los lugares donde el Covid hacía estragos, como en Iquitos y Piura, pero no se vestían como los médicos y demás personal de salud que realizaban sus faenas en ambientes precarios y con vestimenta que no les protegía nada; y, tampoco se acercaban a los focos más trágicos de acumulación de pacientes muriéndose sin atención y a la intemperie. Solo inauguraban ambientes bonitos que nadie utilizaba aún y anunciaban con bombos y platillos la llegada de camas UCI y oxígeno en abundancia cuando en realidad, o las camas no superaban la decena y si lo superaban no todas funcionaban; o el oxígeno llegaba en muestras y seguía la escasez que provocó un gran número de muertes, incluidas las de médicos y demás personal de salud. Nadie olvidará el trágico pedido de médicos de Iquitos para ser trasladados a Lima y la indolente respuesta del ministro de Salud de entonces que se tradujo en varias muertes.

Lo que más llama la atención y causa profundo enojo es que la insuficiencia de camas con ventilación y la falta de oxígeno sigue siendo el mayor factor de muertes. No aprendimos de los esfuerzos del curita de Iquitos ni de la bondad del proveedor de oxígeno que mantuvo sus precios negándose a especular con ese producto, para morir después afectado por el virus; ni de médicos, policías y bomberos, entre otros, que sí acudían a los focos infecciosos en cumplimiento de sus deberes, se contagiaban y muchos han muerto.

En Arequipa, el Presidente demostró la misma conducta que sus ministros, no acudió al foco de infección y se fue sin importarle los gritos de una pobre mujer cuyo marido murió luego. Ahora, la nueva ministra de Salud no descarta un rebrote y otra cuarentena que nadie soportará.