Se queda

Contrario al entusiasmo que observo en algunos sectores de la oposición, creo lejana la caída del gobierno mediocre y corrupto de Pedro Castillo. El cuarto de hora en que debió definirse su expectoración constitucional ha pasado. Se conjugan hoy otros elementos que, sumados a la resistencia ejercida por el oficialismo, postergan por tiempo indefinido tan necesario desenlace.

Baso mi hipótesis en las últimas encuestas divulgadas tanto por CPI como Datum Internacional. Si bien ambos sondeos arrojan cifras negativas de respaldo popular a la administración Castillo, éste cuenta con más del 20 % de apoyo e incluso se registra el incremento de un punto en el mismo durante el mes de mayo. Datum procesa que solo el 24 % de peruanos se manifiesta a favor de que el chotano culmine su mandato.

La conformidad de casi una cuarta parte de la ciudadanía con el statu quo político debe merecer lecturas finas. Una de ellas lo referente al agobio ciudadano sobre los temas sensibles del quehacer público. Ahora más que nunca, cuando se estrecha el círculo de las pesquisas fiscales al entorno cercano del Presidente, pareciera que hombres y mujeres de a pie priorizan con anteojeras velar por el trabajo, economía, sanidad y otros factores de su día a día.

Pero también debe visualizarse en ese grupo el chambismo generado por la planilla estatal. Se calcula que más de mil 500 personas ingresaron a puestos públicos de responsabilidad calificada a las que deben añadirse quienes son designados en niveles de menor cuantía. Prefecturas, subprefecturas son otro botín de los operadores políticos, especialmente los del partido Perú Libre. En el mismo saco caen los parientes, asesores y allegados de quienes fungen de parlamentarios opositores y sin embargo saben abrir las puertas del empleo burocrático. No menos de cinco mil familias. Allí no hay esperanza de reclamar posturas cívicas. Solo las cínicas.

Esperemos también la parsimonia empresarial –la que parecía desmoronarse las últimas semanas– debido al entusiasmo por el mensaje pro mercado de Castillo en la Cumbre de las Américas. “¿¡Qué bien! ¡Al fin cambió!”, gritarán muchos ingenuos con plata escondida en los bancos internacionales, sin comprender que su aletargamiento está muy bien pensado por el “Gallo” Zamora y la asesora colombiana María Trujillo.

Por último, está el bálsamo de la clasificación del Perú al mundial de fútbol de Qatar, a concretarse mañana si es que la histórica gitanería nativa en ese deporte no nos depara una triste sorpresa. Como les pasó a los dictadores Juan Velasco y Morales Bermúdez (torneos FIFA 1970 y 1978), y le rozó a Fernando Belaunde con España 82, el paréntesis político y la parálisis de la protesta callejera serán un hecho. El profesor y sus planes para llegar con oxígeno a las elecciones regionales y municipales de octubre tienen camino libre.

“Era hoy, Ramón”. La inolvidable frase del desaparecido colega deportivo Daniel Pereda, debimos repetirla en febrero, marzo y hasta abril para deshacernos de la chota nostra. Es tarde. Castillo se queda.

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