Seamos responsables
El día de mañana estaremos cumpliendo, una vez más, con el deber cívico de decidir el futuro político de nuestros gobiernos regionales y municipales en todo el país. Dependerá de nosotros y de nadie más el acierto de nuestra elección o, por el contrario, el desacierto de elegir a quien no corresponda con las consecuencias que después tengamos que lamentar. Mañana, domingo, se elegirán a los nuevos gobernadores regionales y alcaldes municipales de las provincias y distritos a nivel nacional. Quizás no sea una fiesta democrática como en otras elecciones, dada las condiciones de incertidumbre a que nos ha sometido el gobierno del profesor Pedro Castillo. Debe ser, en todo caso, la ocasión propicia para corregir nuestros errores.
Esta vez, mucho más que antes, nuestro voto deberá de cumplir todas las exigencias de ser responsable, consciente, informado. Sólo así, la probabilidad de equivocarnos será menor y, consecuentemente, los resultados serán mejores para el país. Estaremos fortaleciendo gobiernos verdaderamente democráticos, abiertos y tolerantes, en las distintas regiones, provincias y distritos del país. Lo de mañana será una magnífica oportunidad para confirmar que la democracia, como sistema social y de gobierno, es la mejor alternativa para vivir en paz, respeto y tolerancia.
Será la voluntad popular, expresada en las ánforas, la que decida quiénes deberán asumir el gobierno en los niveles señalados. Esperamos, esta vez, no volver a equivocarnos, como ocurrió en las elecciones generales últimas, por cuyo error venimos, hasta ahora, de lamento en lamento, sin saber, a ciencia cierta, hacia dónde vamos ni qué buscamos como país. Recordemos que sólo la voluntad del pueblo, expresada con libertad al momento de elegir, podrá legitimar a nuestras futuras autoridades. De ahí la importancia de acudir, masivamente, a ejercer nuestro deber cívico, sin descuidar, desde luego, las recomendaciones sanitarias que del todo no hemos salido.
Participemos conscientemente, pensando que de nuestro voto dependerá la tranquilidad de nuestra familia. No habrá viaje con retorno. No volvamos a caer en el desánimo que todo anda perdido o nos conformemos con el mal menor. No se trata de escoger entre lo menos malo. Se trata de escoger a la mejor opción que consideremos, responsablemente. Es lo que llamamos un voto consciente. Pensemos, con serenidad, antes de ingresar a la cámara secreta que mañana nos debe esperar. Y hagámoslo con responsabilidad. Pensemos que el voto, si bien es cierto, es un derecho, es también, al mismo tiempo, una responsabilidad. Ello implica que asumamos el acto electoral con el compromiso de estar dando nuestra confianza a quien lo merece, por méritos propios.
Son muchos los candidatos que piden nuestro voto. Quizás sean demasiados. Hemos visto que todos ellos, han ofrecido hasta lo imposible; incluso aquello que escapa a las competencias de la gestión que aspiran realizar. Evitemos caer en la trampa de los populismos carentes de seriedad y rigor. Son fácilmente detectables quienes recurren a la demagogia. Estos son los que olvidan, fácilmente, lo prometido, porque no es el bienestar del pueblo lo que anhelan, sino el poder y el gobierno.
Aquí viene la necesidad de emitir un voto informado. Este aspecto es muy importante para evitar sorpresas a futuro. Indaguemos sobre ellos. Visitemos los portales que nos brindan información de cada candidato, empezando por el del Jurado Nacional de Elecciones. Es la hora de saber escoger, buscando al personaje con valores sólidos, responsable, que cumpla su compromiso y sea democrático. No volvamos a equivocarnos. Esta sería una invocación final, a horas de asistir a un nuevo acto electoral en todo el país. Suerte y éxitos en nuestras decisiones. Todo dependerá de nosotros.
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