Secretos del papa Benedicto XVI
Que un preso llegue a ser Papa es algo poco común. Joseph A. Ratzinger fue tomado prisionero en su propio país por tropas extranjeras, e internado en un campo de concentración de prisioneros de guerra (no confundir con otros campos de concentración) en lo que se denominaría el Lager PWTE 374 en Neu- Ulm. Ahí permaneció hasta fines de junio de 1945.La razón no la conocemos , pero es muy posible que se le viera con algún brazalete que lucía la esvástica, como algunos jóvenes a los que Hitler les había impartido la ilusión de que luchaban contra la expansión del comunismo en Europa.
Ratzinger se hizo sacerdote, al igual que su hermano, y luego un teólogo respetable. Conocidas fueron sus disputas con Jürgen Habermas, el filósofo y sociólogo de la llamada Escuela de Frankfurt.Tuvo influencia en el pensamiento alemán de posguerra. Detractor del alemán Karl Marx, así como amigo de Reinhard Marx, el purpurado de Munich.
En 1985 cuando fui enviado por el Gobierno peruano para abrir el Consulado General en Frankfurt, me ocupé de su extensión en Baviera, y pude ayudar a coordinar el viaje al Perú del ilustre bávaro, aún poco conocido en nuestras tierras. Aunque a su visita se le dio un carácter académico fue recibido en 1986 por el presidente Alan García. En efecto recibió el doctorado Honoris Causa en la Universidad Católica, uno de los 13 que ostentaba. A su retorno me comentó Ratzinger la grata impresión que le había dejado el joven político peruano. También recordó la visita que hiciera, en un ómnibus de transporte público, a Villa El Salvador. Concluimos en la conversación coincidiendo que el Perú necesitaba de la fe, así como de políticos de la talla de García, para vencer la pobreza y desigualdad.
Esta conversación se llevó a cabo en un ambiente de confianza, que existe entre bávaros. El cardenal Ratzinger, al que siempre me unió el mayor respeto, era mi paisano, en el cabal sentido de la palabra. Nacimos en el mismo Laender, o sea país de Baviera, que entonces conformaba el Reino Alemán, y que hoy es parte de la República Federal Alemana. Era común entre nosotros la forma natural y sencilla de tomar las cosas. Lo recuerdo manejando su modesto Volkswagen y en algún lugar o en la calle conversar con quien quería beber de su sabiduría.
Convertido el 2005 en Papa Benedicto XVI, visitó más de 25 países en ocho años. Fue memorable su discurso ante las Naciones Unidas. El ex prisionero se manifestó en forma clara contra la injusticia en el Mundo y a favor de la paz.
El Sumo Pontífice alemán dimitió en 2013, dejando paso para que el argentino Francisco sea Papa. Su mayordomo de apellido Gabriele le había sustraído documentos secretos. No se estableció exactamente quién los utilizó y para qué fines. El que cometió el delito de hurto fue condenado a 18 meses de prisión que cumplió en el Vaticano. Quizá el tema de personas que se vinculen con privación de la libertad interese más a los peruanos. En nuestro país nos hemos acostumbrado a que lo carcelario nos tenga permanentemente ocupados.
Benedicto XVI vivió diez años más enclaustrado en el Vaticano como Papa Emérito. Cuando hace unos días se apagaba la luz en su vida, prefirió no ser asistido por aparatos de respiración artificial. Enfrentó la muerte con la misma entereza que la vida. Sugirió que sus pompas fúnebres sean solemnes pero sencillas. Así fue despedido en la Plaza de San Pedro con banderas de Baviera y de Alemania, además de una enorme banderola que pedía su pronta santificación. Quien supo dejar el poder terrenal con dignidad ejemplar le asiste ahora la gloria eterna. ¡A Dios, querido paisano!