Seguirá aflorando más mugre
Se le viene la noche al todavía presidente del JNE, Jorge Salas Arenas. El montaje del presunto fraude electoral –habido en 2021- fue convalidado, escondido y sellado por la camorra comunista, en contubernio con otra mafia. Hablamos de los caviares. Sujetos siempre dispuestos a “cogobernar” desde que, 22 años atrás, saboreasen el poder con el cleptómano Alejandro Toledo. Sucede que el tal Jorge Luis Salas Arenas, comunista y defensor de terroristas (tal cual la gran mayoría de gerifaltes que integran el régimen de Castillo) ha entrado en trance tras las explosivas denuncias de Zamir Villaverde, aspirante a colaborador eficaz, alfil del excandidato Pedro Castillo en su “campaña” electoral, y después brazo derecho suyo siendo presidente del país, encargado hasta hace pocos meses del manejo de las inmundicias tramadas, tanto desde el antro de Sarratea como en aquella madriguera antes conocida como palacio de gobierno.
Esta insidiosa estrategia de Jorge Salas Arenas -descalificar a un aspirante a colaborador eficaz argumentando que “es un delincuente que no merece credibilidad”- es una clara muestra de su agobio frente a la realidad. Porque, evidentemente, los testigos eficaces son delincuentes que se declaran como tales con un evidente, único objeto: acogerse a algún beneficio judicial que aminore la pena de su condena. Igual ocurrió con Matilde Pinchi Pinchi, secuaz de Vladimiro Montesinos, quien narrara pormenorizadamente los intersticios de aquella trama de corrupción montada por el ex asesor para ella quedar libre de polvo y paja de sus confesados delitos.
Cual jerarca soviético, Salas Arenas manejó los comicios de 2021 presidiendo un JNE incompleto. Gracias a esto, pudo imponer su voluntad recurriendo al indebido recurso del doble voto. ¡Por esto Salas ataca el rol de la prensa libre, apelando al totalitarismo característico de las fuentes comunistas de las que siempre ha bebido! Primero negó enfáticamente cualquiera posibilidad de fraude en las elecciones. Sin embargo, ante las evidencias que siguen aflorando, se ha visto obligado a admitir que “tal vez algún miembro del JNE pudo haberlo hecho”, soplándole la pluma a terceros. ¡No esquive su competencia, señor Salas Arenas! Al final del día, usted será responsable de todo lo ocurrido en el JNE durante estos cuestionados comicios. ¡Y tampoco se victimice con frasesitas patéticas como “No sé qué le aconsejarán –a Zamir Villaverde- a partir de estas afirmaciones. De repente le aconsejan que gire un poquito o mucho para seguir dando novedades televisivas para poder perjudicar todo lo que pueda a la cabeza del JNE”. ¡Nada de esto, señor Salas Arenas! Lo que está ocurriendo –y usted como juez debería saberlo bien- es que ese tal Zamir Villaverde viene aspirando a que la Fiscalía valide su condición de colaborador eficaz. Y posiblemente esa dosificación informativa forme parte de alguna estrategia.
Pero por favor, señor Salas Arenas, tampoco venga con el cuento que “la OEA verificó la pureza de las elecciones”. ¡Ahora la OEA permanece dominada por sus camaradas marxistas! De modo que sus veedores sólo “comprueban” lo que les dicte el Foro de Sao Paulo, manejado por el comunismo trasnacional.
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