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Seguridad alimentaria y la escasez de fertilizantes

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Fecha Publicación: 14/05/2022 - 21:50
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Numerosos países enfrentan crecientes niveles de inseguridad alimentaria, debido a la escasez de fertilizantes y sus altos precios. La Guerra en Ucrania añadió mayores riesgos a la seguridad alimentaria global. Según el Banco Mundial, el índice de precios agrícolas ha subido 43%, aumentando significativamente el maíz (56%) y el trigo (55%). Desde el tercer trimestre de 2021 existen restricciones de oferta en el mercado de fertilizantes: China suspendió temporalmente sus exportaciones para asegurar su seguridad alimentaria, mientras Rusia restringió sus exportaciones de fertilizantes desde diciembre.

En Perú existe un déficit de 180,000 toneladas de urea, poniendo en riesgo la campaña agrícola 2022-2023, que se iniciará en agosto próximo, y esta situación podría afectar a cerca de 500,000 agricultores que producen arroz, maíz, papa, entre otros productos de consumo masivo en el país, según Bloomberg.

En el Perú, la agricultura (que da ocupación a más de 3 millones de habitantes) tiene una alta dependencia de las importaciones de urea (400 mil toneladas); el 43% provienen de Rusia y el 30% de China. El precio en dólares por tonelada aumentó 48.9% en el 2021, llegando a US$ 440, y en el primer trimestre del 2022 bordea ya los US$ 611 la tonelada.

A nivel del agricultor, el precio de la urea pasó de costar S/ 65 en octubre de 2021 a S/ 210 al final del mismo año, y actualmente, el precio bordea los S/ 270 (400% más).

Al cierre de abril, ya debería haberse importado cerca de 100 mil toneladas para asegurar el desarrollo de la campaña agrícola, pero sólo existen alrededor de 50 mil toneladas y están en proceso compras de gobierno a gobierno por un valor de S/ 900 millones. Es por ello por lo que el Ministerio de Agricultura señala que, por esta escasez de fertilizantes, en febrero de 2022 hubo una caída en el número de hectáreas sembradas de arroz, tomate, zanahoria y cebolla.

Al año, Perú requiere de al menos 1.5 millones de toneladas de fertilizantes, de los cuales el 65% es de nitrogenados como la urea.

El gobierno ha planteado el incremento de la producción de guano de las Islas (abono orgánico), pero su producción total es de sólo 14 mil toneladas (básicamente para la producción de cacao, café y plátanos orgánicos); adicionalmente, antes de la guerra en Ucrania, consideró una subvención económica a los productores agrarios que oscilará entre S/350 y S/1,300, y cuya medida beneficiaría a más de 300,000 pequeños productores, que poseyeran entre 2 y 10 hectáreas de cultivos; pero en el mercado interno no hubo suficientes suministros de fertilizantes.

A mediano plazo (dos años), para reducir la dependencia de las importaciones, se ha planteado la construcción de una planta procesadora de fertilizantes (urea) del Estado en base a los fosfatos de Bayóvar (Piura) descubiertos en la década de 1950, y que a la fecha se exportan como materia prima para producir fertilizantes. Pero el estudio de viabilidad económica para la construcción de una planta solo tendría un avance del 50% y ha caminado a pasos lentos. Además, existirá la necesidad de revisión y renegociación de las concesiones de Bayóvar para abastecer con roca fosfórica la futura planta procesadora, y definir la modalidad de asociación público-privada que la logre poner en marcha.

Deberíamos tomar de ejemplo a Argentina, que tiene cuatro principales plantas de fertilizantes que, en conjunto, producen más de tres millones de toneladas al año.

Finalmente, organizaciones de la sociedad civil han planteado la creación de un organismo estatal que garantice la Seguridad Alimentaria y la producción agropecuaria del país.

Entre tanto, es urgente concertar entre Estado, empresa y sociedad, el cambio de patrones de consumo de la canasta alimentaria básica, que necesariamente debe ser regional y que asegure el cambio de la industria de producción de harina de pescado para alimento animal (más de 50 años), a una industria pesquera para el consumo humano, juntamente con la utilización de los tubérculos y los cereales andinos (reconocidos mundialmente por su valor nutricional).

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