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Seguridad energética y energías renovables

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Fecha Publicación: 05/11/2024 - 21:50
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La crisis hídrica que vive el norte del Perú y la catástrofe energética que atraviesa Ecuador son dos ejemplos de cómo no prevenir y no diversificar la matriz energética nos hace muy vulnerables al cambio climático. Sus nefastos efectos, como vemos en Valencia y Barcelona (España), serán más frecuentes con los años, lo que obliga a tomar previsiones reales contra sequías e inundaciones.
La matriz energética es la suma de fuentes de energía que utilizamos para generar electricidad (gas, hidroeléctricas, energía solar, eólica y otras). Depender de múltiples fuentes en lugar de una sola incrementa la seguridad energética, reduce los riesgos de escasez, estabiliza los precios, facilita el uso de energías más limpias y reduce la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero.
El Congreso priorizó esta semana en la agenda del pleno la modificación de la Ley Energética, que llevaba más de un año aprobada y dormía el sueño de los justos. La inclusión de energías renovables en las licitaciones de las distribuidoras eléctricas reducirá nuestra dependencia de combustibles fósiles (hidrocarburos) y evitará el encarecimiento de las tarifas eléctricas. España y Alemania lo implementaron y lograron considerables mejoras en su seguridad energética.
La apuesta por energías renovables, sin embargo, no responde solo a una necesidad ambiental. Es una oportunidad para que las regiones generen energía más económica y sostenible. Perú quiere dar este salto con proyectos de energía renovable en regiones como Ayacucho, Arequipa, Tumbes y Cusco, que aprovechan su alto potencial para generar energía solar y eólica. Tenemos en cartera más de 100 proyectos renovables en 13 regiones del país, con un potencial de inversión que supera los US$ 29 mil millones.
Contener el incremento de la tarifa eléctrica y trasladar estas reducciones a la tarifa de los usuarios finales; descentralizar la generación energética (hoy más del 80% se concentra en Lima y el centro del país) y diversificar la matriz eléctrica, concentrada en dos tecnologías: plantas hidroeléctricas, expuestas con más frecuencia a sequías, y plantas térmicas de gas natural agotable (solo nos quedan 14 años de reservas, según MINEM), es una prioridad nacional. Si no modificamos el marco regulatorio restrictivo, las energías renovables no tendrán mayor participación en la matriz energética nacional (la eólica y la solar aportaron solo el 5% de la generación eléctrica en 2023).
El reto es salir del modo oligopolio energético (que beneficia únicamente a tres empresas) y ponernos en modo usuario, promoviendo mayor competencia en el mercado. Lo que no comprendemos es por qué un exministro de Economía, quien tuvo que renunciar por sus vínculos con un descarado lobby que buscaba beneficiar a una conocida embotelladora en el gobierno de Humala, miente descaradamente en los medios de prensa afirmando que la promoción de energías renovables subiría los precios. ¿Es en serio? ¿Tendrá vínculos con una de las tres empresas que hoy venden su energía al Estado peruano?
Esperemos que el Congreso apruebe este jueves la modificación de la Ley Energética y no siga dilatando una votación y aprobación que beneficiaría ampliamente al país y a todos los peruanos. El cambio de la matriz energética es un tema que debe convertirse en política de Estado y en una prioridad de los partidos políticos, que deben incluirlo en sus planes de gobierno con miras a la campaña electoral.

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