Seis meses entre trabas, trucos y trueques

Vivimos una tremenda crisis política entrampados en medio de un Ejecutivo sin bancada y un Legislativo fragmentado que, salvo honrosas excepciones, buscan aferrarse a sus cargos el mayor tiempo posible, escudados por leyes y reglamentos que hacen inviables las reformas tan necesarias para avanzar y dar solución a los grandes problemas del Perú.

Somos indolentes ante la mediocridad e indiferentes frente a la corrupción. Ya lo hemos aceptado como parte de la nueva “normalidad”. En cinco años tuvimos seis presidentes, tres Congresos, 20 ministros del Interior, 17 en Cultura,16 en Defensa, 15 en Salud, 14 en Transportes, 13 en Justicia. Desde el 2021 más de cuarenta congresistas tránsfugas, desleales con sus electores, cambiaron de agrupación política.

Hace unos días, Dina Boluarte cumplió seis meses de haber asumido constitucionalmente la presidencia de la República. En su discurso hizo un desequilibrado balance, con poco espacio para la autocrítica y mucho para justificar lo que no hizo.

Debemos reconocer que su más importante logro ha sido mantenerse en el cargo a pesar de la presión de sus exaliados para que renuncie y convoque a elecciones. La salvó su mejor “truco”, exigirle al Congreso que apruebe un proyecto de ley que presentó para adelantar las elecciones, sabiendo que la mayoría de congresistas no lo aprobaría porque decidieron quedarse, respetando su mandato, hasta julio de 2026.

El Congreso, justo ahora, cuando tiene su más bajo índice de aprobación, puso en debate la posibilidad de retornar a la bicameralidad. Esta es una buena iniciativa que no alcanzó los votos pero que, si hubiera oportunidad, debería ser debatida sin apasionamientos. El Legislativo unicameral es muy expeditivo, pero ha perdido reflexión. La inmediatez le viene ganando espacio al debate profundo. Vizcarra confrontó permanentemente al Congreso y las consecuencias de su injerencia en el referéndum, para impedir la bicameralidad y la reelección de congresistas, se reflejará en la poca experiencia y calidad de las nuevas generaciones de legisladores.

El gran reto de las catorce bancadas del Congreso es ponerse de acuerdo para conseguir los votos que requieren para llevar adelante reformas constitucionales, elegir miembros del TC y Defensor del Pueblo, adelantar elecciones, vacar por incapacidad moral permanente, aprobar acusaciones constitucionales, etc. Sería ingenuo pensar que, para lograrlo, no tuvieron que ceder en sus posiciones y negociar identificando coincidencias en temas que sean relevantes para otras bancadas.

Los que defendemos la posición firme de los buenos periodistas, condenamos que la izquierda haya pretendido hacer “trueque” de votos a favor de la bicameralidad a cambio de recibir apoyo en la aprobación de su perversa “Ley Mordaza”.

Para avanzar, necesitamos una presidenta que gobierne para todos los peruanos, ministros capaces que hagan bastante más que esforzarse y congresistas leales con principios y valores.

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