Semana movida

Indudablemente esta última semana ha sido muy movida: política, social y deportivamente. El martes, el presidente Castillo concurrió al Congreso, para evitar su vacancia a raíz de varias irregularidades ocurridas en su corto mandato, entre ellas las acusaciones por corrupción.

Castillo leyó un discurso alturado, sin aclarar contundentemente ninguno de los 20 puntos del pliego presentado por el Congreso, sin poder oír sus descargos se retiró por un viaje al distrito de Puerto Bermúdez, dejando a su abogado a cargo, pero sus explicaciones no convencieron ni a la mayoría del Congreso, ni del país.

Sin embargo, la votación no reflejó las diferentes intervenciones de las bancadas y no procedió la “vacancia” al no alcanzar los 87 votos, sólo 55. Esto debe ser analizado por los congresistas antes de solicitar una nueva vacancia, asegurándose los necesarios votos ya que al fracasar dos veces en el intento, están devaluando la posibilidad de vacarlo.

Posteriormente, se inició el paro de transportistas, reclamando una solución al alza de combustibles generada por el conflicto entre Ucrania y Rusia, gran abastecedor de petróleo y gas; en represalia al desproporcionado ataque ruso, muchos países resolvieron aislarlos y no les estarían comprando petróleo.

Coincidentemente con este paro, viajé por carretera desde Lima hasta Tumbes para visitar como miembro del Patronato Pro Bomberos a las compañías que brindan su servicio a la comunidad y pude apreciar cómo se desarrollaba el paro de transportistas.

Desde Lima hasta el distrito de Guadalupe al norte de Pacasmayo a m/n 700 km de Lima, la paralización de los transportistas se realizaba en largas filas a un costado de la carretera, dejando libre el tránsito de ómnibus y autos, pero al pasar Guadalupe llegué al final de una fila mucho más larga, encontrando un camión atravesado interrumpiendo, en ambos sentidos, el paso de cientos de vehículos.

Esto nos obligó a tomar una estrecha trocha y sin tener un rumbo claro durante casi dos horas, logramos retomar la carretera y desde ahí sin problemas hasta Tumbes (a 1,300 kilómetros de Lima), pero tomamos conocimiento que en Huancayo, territorio de Cerrón, el paro había tomado violencia, caos, vandalismo y lamentables fallecimientos, hoy se habrían repetido en Ica y en otras ciudades paralizaciones similares.

En respuesta a estas complicadas protestas, el Gobierno ha logrado una tregua de 5 días y ha resuelto suspender el cobro del impuesto selectivo al consumo de diésel, gasolina de 84 y 90, así como el del IGV a varios productos (fideos, pollo, aceite, etc.).

Estas decisiones, aunque teóricamente son por corto tiempo, reducirán negativamente los ingresos al Fisco, lo que obliga al Gobierno de Castillo a promover la inversión, sobre todo impulsar con fuerza la minería, que, debido al alza de los minerales, aporta importantes impuestos que podrían servir para equilibrar las medidas tomadas.

En paralelo, la gran afición al fútbol pudo festejar el triunfo ante Paraguay, que pone a nuestra selección en la posibilidad, previo repechaje, de ir al Mundial de Qatar.

Finalmente, algunas apreciaciones sobre mi viaje Lima – Tumbes, me impresionó el espectacular crecimiento de todas las ciudades que bordean la carretera y del desarrollo agrícola en las zonas de Pativilca, Chavimochic y en los Valles de Piura, Sullana y Tumbes.

La larga ruta está toda asfaltada, un aproximado del 40% es autopista, inexplicablemente por tramos intermitentes pasa de autopista a pista, hay muchos cruces peatonales protegidos por los antitécnicos rompemuelles, no se observan ampliaciones nuevas, aunque últimamente se ha inaugurado un tramo turístico desde Colán a Talara y a excepción de varios kilómetros descuidados a la altura de Máncora, puedo precisar que el viaje por carretera desde Lima a Tumbes es factible.

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