Semejanzas entre los golpes de Fujimori y Vizcarra
El golpe de Estado perpetrado por Vizcarra es la versión velasquista del cinco de abril de Fujimori. El mismo argumento –un Congreso obstruccionista-, los mismos métodos –cierre del Legislativo y toma de control del país-, la misma intimidación exhibiendo el poder de los militares (la foto de Vizcarra con la cúpula uniformada, difundida la noche del lunes, es una amenaza para cualquiera que se oponga a este golpe). La diferencia estriba en que el golpe actual lo ejecuta el comunismo chavista. Y esta connotación es lo que trastoca todo. La izquierda y/o el socialismo sudaca insisten en reimplantar su ideología en toda la región latinoamericana. Este proyecto ya lo ideó Cuba en los años sesenta, estableciendo a sangre y fuego su revolución totalitaria. Recordemos aquel enfrentamiento que causó la muerte de sendos miembros de nuestra Policía en Mesa Pelada. Ahora Cuba sigue urdiendo bajo la mesa el proyecto castrista, en connivencia con el chavismo, el lulismo, el evomoralismo, el kirchnerismo, etc. De manera que hoy las perspectivas democráticas en esta parte de América son bastante más peligrosas y evidentemente comprometedoras. Porque se trata de una revolución cultural al estilo maoísta, que involucra no a un país sino a un subcontinente del planeta.
Otra similitud entre el golpe de Estado de Fujimori y el golpe de Estado de Vizcarra es que ambos contaron con amplias simpatías de la población. Más el golpe fujimorista (84% de la ciudadanía lo respaldó) que el golpe de Vizcarra (63% lo apoya). Pero esto ya se sabe que es una mera utopía inmediatista. A largo plazo, el pueblo recapacita y ocurre lo que le sucedió a Fujimori: la Justicia lo persiguió, detuvo, procesó y condenó, en la práctica, a cadena perpetua.
Apostilla. Fujimori recibió aquel abrumador respaldo ciudadano porque tuvo grandes activos favorables que exhibir. Desde la captura de la cúpula terrorista -empezando por el genocida guzmán- pasando por la recuperación financiera. Y, sin duda alguna, por la consolidación de un boom socioeconómico como nunca antes vio el Perú. En cambio Vizcarra no tiene nada que exhibir. Es un presidente que gestiona uno de los peores gobiernos de la historia. Vizcarra ha destruido la economía. Pero además, ha dinamitado el tejido social avinagrando a los pobladores con odios y revanchismos que hacía dos décadas habían desaparecido. Aparte por supuesto de haber permitido que se dispare la inseguridad pública a nivel de pánico, y destruyan los sistemas estatales de Salud y Educación. Peor todavía. Vizcarra galopa embridado por una progresía marxista archienemiga de las Fuerzas Armadas y la Policía –instituciones que él cree lo respaldan- que aún persigue a los uniformados y defiende al terrorismo a través de ese instrumento de perversidad conocido como comisión de la verdad. Pero tampoco olvidemos que los progre o caviares son traidores por antonomasia ya que, al menor parpadeo, conspiran contra sus amos ocasionales. Mientras tanto Fujimori tuvo a Montesinos como operador político; un secuaz amoral, intrépido, experimentado en inteligencia, FF.AA., Policía, etc., que le avalaba la funcionalidad permanente del país.
De manera que hoy las perspectivas democráticas en esta parte de América son bastante más peligrosas y evidentemente comprometedoras. Porque se trata de una revolución cultural al estilo maoísta, que involucra no a un país sino a un subcontinente del planeta.