Señales de (in)seguridad en el Metro de Lima

Sin duda alguna, el Metro de Lima ha contribuido a mejorar el caótico servicio de transporte público de nuestra ciudad. A estas alturas, ya deberíamos contar con los servicios de las Líneas 2; 3 y 4. Lamentablemente, impera la fuerza y voluntad de gestiones llenas de incapacidad, burocracia y corrupción; estas son insensibles ante el drama de quienes padecemos bajo su poder.

En todos los servicios de transporte público del mundo, la señalética sobre seguridad transmite un mensaje claro: informar con un lenguaje visual simple y rápido. Para ello, se combinan colores y formas geométricas a las que se añaden pictogramas.

Esto se resume en 4 grupos básicos: 1. Señales de advertencia (Forma triangular, pictograma negro sobre fondo amarillo y bordes negros); 2. Señales de Obligatoriedad (Forma redonda, pictograma blanco sobre fondo azul); 3. Señales de prohibición (Forma redonda, pictograma negro sobre fondo blanco, bordes y banda rojas transversal) y 4. Señales de seguridad y de salvamento (Forma rectangular o cuadrada, pictograma blanco sobre fondo verde). Adicional a ello están los símbolos asociados a la lucha contra incendios (Forma rectangular o cuadrada, pictograma blanco sobre fondo rojo).

Todo esto, en nada contrasta con lo que está desplegado en todos los carteles informativos al interior de los vagones de la Línea 1, convirtiéndose así en una real vergüenza si lo comparamos con servicios similares en otras ciudades.

La información, correspondiente a señalizaciones de seguridad, es preocupante por su falta de conocimiento mínimo sobre esta área. Seguramente, encargaron este delicado trabajo a alguien sin la menor idea, quien, por el contrario, desplegó e hizo gala de toda una irresponsable “creatividad”. El resultado de todo esto son grotescos y confusos carteles. Somos una sociedad con muchas limitaciones de educación en seguridad, pero eso no quiere decir que nos traten como a ciudadanos primitivos donde cada quien haga lo que quiera.

La próxima vez que viaje en el Metro, observe cada uno de las señales informativas de (in)seguridad y ríase o asómbrese, luego medite, con seriedad, sobre las barbaridades con las que pretenden arropar a esto como “un servicio de calidad”.

No seamos el hazmerreír de nuestros vecinos, asumamos nuestra responsabilidad y contribuyamos para que las señales de aplicación universal, sobre seguridad, también sean de uso, respeto y promoción en nuestro país. Aferrarse al error u horror no debe ser una norma. Esperemos que pronto corrijan tremenda aberración y demos señales, al menos, de ser una incipiente civilización.

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