Señor Canales, ¿Dónde está el alcalde?
El alcalde Carlos Canales es el ejemplo perfecto de lo que no debe hacer una autoridad al mando de un gobierno local. Una seguidilla de fatales errores lo convierten hoy en un serio candidato para la vacancia, al tener más detractores que vecinos amigos apoyando su gestión.
Un fatal primer episodio fue quitarles a sus adultos mayores algunos locales designados para sus actividades. Sean por razones presupuestales o por eficiencia, lo cierto es que su comunicación estuvo tan mal hecha, que la decisión fue muy mal recibida por los vecinos.GT
Un fatal segundo episodio fue impedir el uso de espacios públicos –como parques y áreas verdes– para realizar actividad física. Incluso quiso cobrar un porcentaje a estos profesores informales que ganaban su platita entrenando a los vecinos de Miraflores. No supo trasmitir su política de formalización en el uso de espacios públicos y al querer forzar la tributación de estos informales de clase media, se ganó la ira de sus propios vecinos.
Un fatal tercer episodio fue ordenar que los comerciantes del distrito pongan detectores de metales en las puertas de sus negocios, como parte de su estrategia para combatir la ola delincuencial que hoy arremete a las principales ciudades del país. Nada más perjudicial para una autoridad que trasladar a sus vecinos parte de la responsabilidad que le corresponde a la gestión municipal. Si a ello sumamos la infeliz explicación que dio a la opinión pública cuando intentó explicar que Miraflores era más atractivo para los delincuentes porque había mejores teléfonos inteligentes que robar, entonces entendemos el porqué del deterioro de su imagen pública en apenas un año de gestión.
Pero el episodio más desafortunado lo tuvo enfrentándose al sector inmobiliario. Bajo el erróneo supuesto de que todos los empresarios que construyen son corruptos, detuvo más de 5 obras en construcción, más de 20 anteproyectos aprobados y cerca de 100 proyectos de inversión a los que amenazó públicamente con no darles autorización (en una comunicación oficial del Municipio). Olvida el señor Canales que todo proceso constructivo comienza cuando se adquieren propiedades y se diseña el proyecto evaluando su costo-beneficio. Si a medio camino cambian las reglas de juego al inversionista, el proyecto terminará costando más caro y el costo trasladado al futuro propietario. Pero si estos nuevos costos no están al alcance de los compradores, gran parte de estos tendrá una quiebra como final esperado.
Canales intentó una salida que parecía más una extorsión camuflada, dándole a los inmobiliarios la posibilidad de admitir culpas ilegales, para que pagaran multas que les permitieran continuar sus proyectos. Y esta semana pidió disculpas públicas porque sus declaraciones podrían haber sido mal interpretadas. Esto tras convertirse en el alcalde con más plantones en todo el país y echarse encima la ira de empresarios, trabajadores de construcción civil y futuros propietarios que sueñan con hacer realidad el sueño de la casa propia.
Señor Canales, lo digo como un vecino miraflorino más, ¿dónde está el alcalde que nos prometió?
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