Ser candidato es ser cómplice del golpe de Estado
Efectivamente nos encontramos con gente que dice execrar el golpe de Estado, destructor de las instituciones. Sin embargo, se avienen a postular como candidatos, legitimando así al Gobierno y su farsa. No se podría aceptar ir a las elecciones -para que los partidos no pierdan personería jurídica-. Si la pierden, se formalizarán ulteriormente. Eso es lo democrático.
Viene aquí la frase de Don Nicolas de Piérola dicha en 1909 “abstenerse es obrar”, en unas elecciones. Y más exactamente la frase completa es: “Abstenerse de participar por incorrecto sendero, en el frangollo político al que nos han traído, es obrar y obrar de la manera más eficaz y saludable posible”. Y lo que es peor para un paupérrimo mandato de 18 meses. Piérola tampoco quiso llegar mediante transacciones -como lo recuerda Basadre-: Las fechas designadas para las elecciones en 1909 eran los días 9, 10, 11 y 12 de agosto.
El 5 Piérola envió el siguiente telegrama circular a los comités provinciales: “Esterilizado todo esfuerzo para traer la elección a terreno de ley y de verdad, sin pretexto siquiera que lo excuse, nuestro deber nos prohíbe tomar parte en la hiriente burla del sufragio que va a consumarse; nos haríamos cómplices en ella. Abstenerse de votar no es abstenerse de acción política. Nunca como hoy debe ser ésta perseverante y activa. Los coaligados me tendrán a su cabeza en la obra. Es mi deber y lo cumpliré. Cuento con que todos sabrán cumplir el suyo”.
Tampoco quiso llegar mediante transacciones. En marzo de 1909, antes del golpe de mano que sus hijos y sus partidarios más decididos intentaron contra el presidente Leguía, llegaron a un estado muy avanzado las negociaciones entre Leguía y el comité directivo del partido demócrata del que Piérola se había apartado temporalmente. Se trataba, más o menos, de un pacto para que los demócratas aseguraran algunas representaciones parlamentarias, mediante la llamada “ubicación de candidaturas”. Piérola, instado a opinar, intervino para condenar enérgicamente estos planes, “completo olvido de los dogmas capitales y con mayor esmero definidos del credo demócrata así como de sus invariables tradiciones”.
“¿Qué quedaría entonces, decía, en esta tierra, de virtud cívica, de fidelidad a los principios proclamados, de esperanzas para mañana?”. Y agregaba, insistiendo en la necesidad de una política de abstención: “Abstenerse de participar por incorrecto sendero, en el frangollo político al que nos han traído, es obrar y obrar de la manera más eficaz y saludable posible”.
Abstenerse es obrar.