ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

SER MINERO MATA: una mirada formal a la informalidad

Imagen
Fecha Publicación: 09/05/2025 - 21:40
Escucha esta nota

Sabemos —aunque muchos se resisten a reconocer— que la minería ha sido y sigue siendo, desde tiempos prehispánicos, una actividad central en la economía y cultura del Perú. No obstante, en la actualidad, la minería informal e ilegal representa una amenaza significativa para la salud, seguridad y derechos fundamentales de miles de peruanos, directa o indirectamente.
La frase “Ser minero mata” no es solo un eslogan ni el inicio de una campaña antiminera o progresista. Es una realidad que refleja las condiciones precarias en las que muchos trabajadores desempeñan esta labor sin protección legal ni social, fruto bastardo de la irresponsabilidad de los que operan al margen de las normas.
La minería informal en el Perú se consolidó en la década de 1980, impulsada por la crisis económica y el alza del precio del oro. La falta de oportunidades laborales y la necesidad de subsistencia llevaron a miles de personas a dedicarse a esta actividad sin cumplir con las regulaciones establecidas. Así surgió la informalidad minera.
La minería informal expone a los trabajadores a condiciones laborales indeseables, sin equipos de protección personal, acceso a servicios básicos, ni asistencia a su salud. Genera más que un impacto negativo en la persona: la destruye poco a poco. Y a ello se aúna el impacto social respecto al manejo de los insumos, residuos, manejo de personal directo y de servicios indirectos, con la acostumbrada explotación laboral e infantil, trata de personas y otros males que se conocen, son evidentes y no se quieren ver.
Respecto a la actividad, es una de riesgo alto, inclusive la formal. No obstante, la minería formal y responsable sí toma medidas de control, vela por eliminar o disminuir los riesgos o impactos negativos en aspectos laborales, ambientales y sociales. A pesar de todo el esfuerzo, se tienen accidentes, emergencias y se generan impactos no previstos que, en aplicación del principio de responsabilidad, los identifica, atiende y siempre da la cara. Ello no ocurre en las actividades informales y menos aún en las ilegales.
La Constitución Política del Perú establece el derecho a la salud y a un ambiente equilibrado. Sin embargo, la minería informal opera al margen de la ley, vulnerando estos derechos. ¿Dónde están los activistas que proclaman el respeto a los derechos fundamentales o mal denominados derechos humanos?
Nuestros gobernantes han intentado implementar procesos de formalización, y todos los esfuerzos han sido insuficientes y poco efectivos hasta la fecha. ¡Ya vamos más de 20 años en esto!
La minería informal en el Perú es un problema más y parte de toda la informalidad que existe en Perú. Su atención, debido a lo rentable que es, requiere un enfoque integral y multisectorial, con el ánimo de lograr una formalización efectiva, la protección de los derechos laborales y ambientales, y la implementación de políticas públicas que permitan a los formalizados mantenerse en la formalidad.
Como docentes universitarios, tenemos la responsabilidad de formar profesionales comprometidos con la justicia social y el respeto a los derechos humanos.
Como expresó el jurista peruano Carlos Fernández Sessarego, el derecho no es un simple sistema de normas, sino una de las más grandes manifestaciones del espíritu humano, que debe ponerse al servicio de la dignidad de la persona. Si la minería formal es considerada el motor del desarrollo, la informal e ilegal resultaría ser el motor de la destrucción.

* Abogado, docente universitario, consultor legal

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookXInstagramTikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.