Ser vistos como somos en realidad
Existen dos corrientes, personas que nunca les agrada ser descubiertas como en realidad son y se esconden bajo el velo de la apariencia y otras que se muestran tal como son, autenticas, espontáneas, sinceras. Estas formas de personalidad las encontramos en el día a día y obedecen a como han sido criados e internalizado sus vivencias en la realidad que les ha tocado vivir; y pensando cuál sería una de las formas en la que puede expresarse el contenido de las personas, vino a mi memoria los cuentos, porque reflejan el interior de cada persona, sus luchas, retos, perseverancia, debilidades, desaciertos, confrontaciones y uno de ellos, es, el de la “cenicienta”, que se trata de una joven que quedo huérfana y se fue a vivir al lado de la madrasta y sus hermanastras, que le hacían la vida imposible, utilizándola como sirvienta a sus intereses, mientras que las otras aprovechaban su vida social para encontrar un mejor estatus en la sociedad de esa época, aparentando una serie de virtudes que no poseían, solo les interesaba la buena vida y el dinero para satisfacer sus necesidades.
Mientras la “cenicienta”, era amiga de los animales, que la ayudaron a convertirse en una gran dama de la sociedad y la llevaron a una gran fiesta que se llevaba a cabo en el palacio del Rey, donde conoció al príncipe, hijo del rey, con quien bailo, converso, despertando en él sentimientos que nunca había sentido e inclusive le dijo a su padre el rey, que no aceptaba que le escogiera a la mujer
que debía estar a su lado, que lo dejara ser él, como así fue.
Llegando la hora, que la “cenicienta” debía regresar a su casa porque de lo contrario iba a descubrirse la realidad de su humildad, se despide del príncipe raudamente y se le cae un zapato, que después el príncipe al asumir el reinado manda a buscarla con su personal, probando a que dama le correspondía el zapato hasta que llego a la última casa que tenía que revisar y encontró a la “cenicienta” en su realidad por la maldad de la madrasta y hermanastras, pero el rey percibió su interior de la “cenicienta”, lo que sentía y la hizo su esposa y vivieron felices. La esencia de este cuento, es, que el príncipe que se hizo rey, no le interesaban las personas en su apariencia sino como son en realidad y él sintió que ella era la escogida por la riqueza interior que había encontrado recíprocamente.
Está pieza literaria como tantas otras, describe un escenario que los seres humanos deben ser como son y no como aparentan ser, de proceder distintamente las personas nunca encontraran su tranquilidad interior, porque esconden lo que realmente son. La pregunta es cómo lo logras, simplemente desnudándote emocionalmente, desatándote de todo aquello que no te hace ser tu mismo. Sé que no es fácil pero hay que intentarlo y lograrlo en beneficio de la propia persona, la familia, sociedad. “El ser humano nunca debe olvidarse que lo que siembra cosecha”.