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¡Servicio, servicio!

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Fecha Publicación: 28/07/2023 - 21:10
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En todos los pueblos del interior del país se celebran fiestas tradicionales y patronales. Cada pueblo del Ande las celebra con una particularidad muy original. En mi llaccta Lucanas, las fiestas siempre tienen su lado especial. Cada uno de los detalles de la fiesta está cuidadosamente previsto por los oferentes porque al pueblo siempre se le brinda lo mejor.

Las fiestas patronales son una muestra de todo lo que se puede hacer por devoción; aquí resaltan el desprendimiento, el apoyo mutuo, pero también la capacidad de trabajar en equipo. De todo el equipo humano que trabaja en la sombra, en estos grandes eventos, el más sacrificado es el responsable de la atención a los visitantes. Se les conoce como “Servicio” cuya función visible es atender a la visita: no debe faltar nada: alimentación, bebidas, música, acomodación y todos los deseos inimaginables de los asistentes.

A los Servicios normalmente se les llena de halagos si nos atienden bien alcanzándonos suficiente bebida y comida. Pero se les juzga, siempre, por algún descuido en la atención. A ellos les está prohibido cansarse, dormir, bailar, beber y también comer; a ellos se les responsabiliza de todo lo malo que suceda en las fiestas: si la comida está fría, si las presas son pequeñas, o si son puro hueso, etc.; para ellos la fiesta será en otra oportunidad. Lo cierto es que este encargo es el trabajo más sacrificado y el menos reconocido.
A través de los años conocí a muchos que se desempeñaron como Servicios siempre dispuestos a morir de pie y así lo hacían, terminaban sus largas jornadas, de siete u ocho días continuos, intactos como si nada hubiera pasado, mostrando la mejor sonrisa y prestos a realzar la fiesta.

Recuerdo a uno especial, “Atoccha” mi compañero de promoción de la escuela, un hombre incansable y un Servicio ejemplar, ojalá que el Tayta Diosito nos permita seguir disfrutando de su atención en los años venideros. También recuerdo a otro Servicio, no oficial, que se aparecía de pronto, siempre dispuesto a ayudar y de paso a aportar con su cuota de humor para que la fiesta fuera recordada para siempre, él era mi querido hermano Machocca, un soldado en todos los campos.

Mi respeto, agradecimiento y saludo a quienes también hacen patria desde el anonimato, hombres cuyos valores están a toda prueba, porque estos hombres distribuyen a todos, con sapiencia y honestidad, lo que se les encarga. De ellos debieran aprender quienes nos gobiernan, que vayan y aprendan cómo se hacen las cosas.

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