Sigan adelante, señores congresistas
El Comercio miente escandalosamente en su nota editorial de ayer, advirtiendo que el Congreso “se propone regular la publicidad estatal privilegiando criterios políticos sobre los técnicos”. Esa cantaleta ya la publicó la camorra mediática venida a menos cuando, alrededor de año y medio atrás, el Congreso aprobara la llamada ley Mulder, que puso término a la corruptela del avisaje estatal. Aunque recordemos que Vizcarra observó dicha norma, y la llamada “gran prensa” acudió al TC pidiendo su derogatoria. Por supuesto los tribunos –que no intentan dejar el cargo, a pesar de haberse vencido largamente los plazos para los cuales fueron nombrados, y necesitan el apoyo de esta prensa venal para que le eche tierra al asunto– contraviniendo la esencia constitucional de las facultades legislativas dieron la razón a la gran prensa. Coyuntura que sirvió, precisamente, de fulminante al golpe de Estado que perpetró Vizcarra, aludiendo que el Congreso no debió nombrar a los integrantes del TC, trasgrediendo grotescamente la norma constitucional que fija las responsabilidades en el poder Legislativo. Como corolario de esto, en retribución El Comercio, La República, RPP –esa llamada gran prensa– aplaudieron el golpe antidemocrático de Vizcarra. Y así la fiesta quedaba en paz. Vizcarra se deshacía de un Congreso que no se rendía ante él, y la “gran prensa” callaría la trasgresión de Vizcarra a la Carta Magna; aunque a cambio de recuperar aquellos más de mil millones de soles anuales que recibe del Estado por respaldar soezmente al gobierno, malversados bajo el eufemismo de “publicidad estatal”.
La médula del argumento editorial del citado grupo mediático estriba en que “regular la publicidad estatal hostiga políticamente a la prensa”. Pero agrega en esta oportunidad, “más aún cuando (los fundamentos de la norma) vienen de un Congreso que ha sido sujeto de múltiples cuestionamientos por su comportamiento populista y poco técnico.” Congreso que viese la luz gracias a El Comercio, que apoyó rabiosamente a Vizcarra tanto para cerrar el anterior como convocar a comicios para elegir al actual. Un poder del Estado al que El Comercio hoy endilga epítetos tan irreverentes como despectivos, aderezados con calificativos infumables contra las agrupaciones políticas que integran el actual Legislativo. Prepotencia que el Congreso debe tomar en cuenta no solamente como acto hostil contra sus fueros, sino como hecho reiterativo que demuestra aquel estilo chantajista que ha adoptado la llamada “gran prensa”, enfocada a amedrentar a las autoridades amenazándolas con campañas en su contra y escándalos fabricados contra ellas a base de trascendidos creados por los laboratoristas de aquella progresía marxista que domina la prensa encanallada.
La publicidad que necesita difundir el Estado no tiene cabida en la “gran prensa”, hoy huérfana de lectores. La tecnología ha desplazado la atención del poblador hacia los medios con llegada a las áreas populares. Es decir, las redes sociales. Lo que sucede es que nuestras autoridades buscan publicitarse y manipulan el presupuesto nacional para comprar el favor de los grandes medios. Pero esa gran prensa tanto encumbra como desprestigia según su propio interés. Sigan pues adelante señores congresistas.