Sin Acuerdo Nacional
En el kilométrico Mensaje a la Nación juliano de la sucesora presidencial, ya suficientemente analizado y criticado para bien y mal, doña Dina terminó anunciando la convocatoria del Foro del Acuerdo Nacional (AN), como una suerte de recurso para sustentar o darle forma a su pedido de reconciliación y unidad nacionales tan indispensable como remoto en la actualidad.
El propio Secretario Técnico del AN quedó entre sorprendido y halagado por el anuncio de la reactivación de este Foro creado hace más de veinte años como un instrumento que contribuya a la gobernabilidad y dirigido a alcanzar los grandes objetivos de consolidar en el país la Democracia y el Estado de Derecho; la Equidad y Justicia Social; la Competitividad y un Estado eficiente, transparente y descentralizado, fines que visto lo transcurrido y sufrido desde entonces parecen más música celestial que otra cosa.
Aunque hasta ahora no hay fecha cierta para esta especie de Cumbre, ni sabemos cuántas posibilidades de éxito tenga a la luz de la grave coyuntura, la verdad es que nada se perdería en el intento –si existe auténtica voluntad desde Palacio y no un simple globo de ensayo- ante el desmadre político y social que atraviesa la República.
El AN nació en 2002 como un espacio presidido por el jefe(a) de Estado que coadyuve mediante el diálogo y la búsqueda de consensos, que hoy parecen prácticamente utópicas, a la transición y consolidación de la democracia, la afirmación de la identidad nacional y el diseño de una visión compartida del Perú a futuro. Más de dos décadas después, estamos peor que en aquel año.
El gran obstáculo para pretender alcanzar los ideales que dieron vida al AN, es la absoluta desconfianza y polarización que afecta a la mayoría de los ciudadanos tanto sobre la veracidad y credibilidad de la propuesta del Ejecutivo cuanto en la utilidad del debilitado Foro del AN. Empero, nos encontramos hundidos en tal hoyo institucional que quizás valga el intento con un poco de esperanza.
Como dijo el Secretario Técnico de marras en una reciente entrevista: “¿No hay la posibilidad de que en el AN los grupos de la sociedad civil puedan decirle a quienes están en las posiciones de poder –autoritarias si usted quiere– cómo se puede corregir esto?”. ¿Será esta la posibilidad de la que hablaba el gran Jorge Basadre? Veremos. ¡AMÉN!
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