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Sin soga y sin cabra, pero esta tira al monte siempre

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¿Cómo andamos en política internacional?
Fecha Publicación: 03/11/2021 - 22:00
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Se veía venir el ataque coordinado, vandálico y destructivo de turbas debidamente organizadas e infiltradas con agitadores expertos en el manejo de la violencia como instrumento político, contra instalaciones mineras previamente seleccionadas en diferentes puntos del país, amagando sobre la más poderosa que es Antamina e incendiando completamente otra en el sur con campamento, planta industrial y puesto policial incluidos, previa toma de caminos varios días antes durante los cuales la primera ministra iba y venía del Congreso para la investidura del Gabinete, cargando con el pasivo y luego el Halloween del exministro Barranzuela con invitados de alto nivel que, aunque ahora se autoinculpe una vecina cuya versión nadie puede corroborar, ha servido para que no lo echen sino que le acepten una renuncia y lo despidan con honores; mientras, en el curso de esos mismos días, el presidente de la República andaba por calles y plazas del interior con un mensaje agitador, aunque sus ayayeros intervenían tratando de dar una interpretación pública de lo que quiso o no quiso decir aquél quien seguía ciego, sordo y mudo ante el país sobre qué política estaba desarrollando y hacia dónde apuntaba su gobierno porque ante él se estaba destruyendo la columna vertebral de nuestra economía con una trepada del dólar y de los combustibles a niveles ya insostenibles que ha motivado que los transportistas pongan en agenda un paro nacional indefinido que, de materializarse, las ciudades quedarían estranguladas.

Bastó que Antamina dijera que paralizaba sus operaciones para que todos los vándalos se arrastraran con declaraciones pacifistas y pedidos de mesas de diálogo que ya sabemos que no sirven para nada bueno. Era lógica esta reacción porque los vándalos se olvidaron que sus protestas deben estar dirigidas contra el Estado y no contra una empresa, porque ésta no gobierna sus pueblos aunque por su responsabilidad social contribuya con el bienestar de esa población.

No sé si en este escenario, utilizándose como pretexto la soberanía callejera de la delincuencia común y del crimen organizado, se ha dispuesto que las FFAA apoyen a la PNP en su lucha contra estos criminales en Lima y Callao a sabiendas que los soldados no saldrán a correr tras ningún delincuente y menos disparar porque ellos y los policías terminarían presos cuando se invoquen derechos fundamentales a favor de los delincuentes. Me parece que lo que se debió hacer en todo caso es fortalecer con FFAA y PNP las instalaciones de las grandes empresas mineras en todo el país con alguna modificación del Código Penal y los Reglamentos de aquellas instituciones, que los libere de los absurdos alcances de la no criminalización de la protesta y su represión necesaria cuando es violenta y destructiva.

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