Siniestro plan de Castillo

El expresidente Pedro Castillo Terrones, como decíamos ayer, se siente respaldado, garantizado por los partidos izquierdistas del mundo rojo. Cierto es que aquello es un hecho. Como también es verdad que la llamada “gran prensa” peruana -República, Comercio, RPP, canales 2,4,5,8,9-; menos aún la Justicia, deberían ceder frente a semejante, abyecta injerencia transnacional.

El discurso izquierdista dictamina que este fraguador de tesis; este mentiroso consuetudinario; este ignorante intrínseco; este corrupto por naturaleza; este payaso del sombrero a quien el grupo El Comercio presentó mendazmente como “campesino buenista”, entrevistado con algún fondo bucólico andino, manifestándose ser poco menos que algún san Juan Bautista revivido, ha pedido el miércoles último al Poder Judicial que nuevamente reprograme la audiencia prevista para antier para resolver el pedido de 36 meses de prisión preventiva efectuado por la Fiscalía de la Nación, para ver uno de los setenta procesos por corrupción en los cuales aparece imputado.

En ese caso, el concerniente al llamado Puente Tarata III. La defensa del golpista viene repitiendo esta estrategia dilatoria de manera abusiva. La razón es muy sencilla. Por un lado, no tiene argumentos defensivos. Asimismo, espera que la presión izquierdista -local e internacional- doblegue a nuestras autoridades -tanto poder Judicial como Ejecutivo y Legislativo- pretendiendo ganar tiempo para que la sanguinaria revolución armada que organizó durante los diecisiete meses que estuvo al frente del gobierno -designando a un centenar de prefectos extraídos de las canteras de simpatizantes de sendero luminoso; organizando centros de adoctrinamiento para preparar a “las bases populares del interior del país” disfrazados de vulgares ‘consejos descentralizados de ministros’.

Finalmente, pregonando el odio de clases y el resentimiento social -mañana, tarde y noche- exacerbando la presión internacional contra el gobierno de Dina Boluarte y exigiendo la reposición del criminal y golpista Pedro Castillo como presidente constitucional del Perú. De paso multiplica el temor de la gente con el regreso de las violentas asonadas por todo el país “aun con mucho mayor intensidad”. Este es el plan diabólico de la izquierda peruana, reverberado a través de todas las izquierdas del mundo que han afinado su puntería contra la democracia peruana para conseguir que se instale otro títere del totalitarismo en nuestra nación, tal como ya existen en Cuba, Venezuela, Nicaragua, Chile, Argentina, Bolivia, Nicaragua, etc.

El abogangster de Castillo repetía ante el rechazo de este a presentarse a declarar en los diferentes juzgados y el propio Congreso por los crímenes que ha perpetrado: “existe un cruce de diligencias porque el Congreso y algunas fiscalías programaron citas para una misma fecha, lo que me imposibilita leer seis mil folios en dos días”. Excusa que revela tal infantilismo, explicable solo por su absoluta falta de razones y argumentos. Tanto ante los jueces como ante la comisión de Fiscalización del Congreso que investiga al golpista Castillo.

Una inconducta que nuestros fiscales, primero; los jueces después; y finalmente el Legislativo, están obligados a ponerle coto, aplicando las sanciones previstas en los códigos penales, civiles y constitucionales a este reo pertinaz en la mentira, que permanece ganando tiempo a costa de desprestigiar el valor de la Justicia.

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