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¿Sinsentido?

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¿Cómo andamos en política internacional?
Fecha Publicación: 19/01/2022 - 22:50
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Ahora tenemos al Movadef controlando todas las prefecturas del Perú y, por ende, a los demás niveles de autoridad política en el corazón de la base social del país, que, en las circunstancias actuales es fácilmente controlable y manipulable.

En paralelo se produce una supuesta ruptura de la bancada de Perú Libre en el Congreso liderada por el congresista Bermejo quien es el visible activador de un referéndum para exigir la convocatoria a una asamblea constituyente saltándose a la garrocha al Congreso.

Por su parte, el Congreso ha aprobado una norma restringiendo el referéndum como fuente motivadora de una convocatoria para sustituir la Constitución actual, estableciendo que toda intención de reforma constitucional pasa por el poder constituido, es decir, por el Congreso.

El Ejecutivo observó la ley aprobada y el Congreso, parece, va a insistir en el texto aprobado y podría promulgar la ley respectiva.

Desde la nueva bancada formada por el congresista Bermejo ha respondido que el pueblo se movilizará para defender su derecho a expresarse a través de un referéndum, lo que implica la movilización para la toma de carreteras, bloqueos para aislar la zona urbana incluida la violencia que no podría ser reprimida por las fuerzas del orden dentro de la teoría de la no criminalización de la protesta.

Para asegurar una movilización de tal magnitud era necesario controlar la base social por lo cual no parece una casualidad la entrega de prefecturas y demás estamentos de base al Movadef.

Por otro lado, el ministerio del Interior ofrece una pésima imagen luego del control político, casi absoluto, que detenta el poder político al interior del mismo. Tenemos un ministro que balbucea demasiado sin hacer precisiones razonables.

Se ha desatado una presunta disputa entre el ministro y el comandante general de la PNP por la colocación de los cuadros policiales en los puestos de comando, pero, a la vez, se ha lanzado la propuesta de declarar el estado de emergencia en algunas zonas del país para concentrar a la policía en los lugares donde se producen con mayor frecuencia los ataques delincuenciales contra la población, sugiriendo la posibilidad de convocar a las FFAA para que coadyuven en este plan que no tiene plan.

En primer lugar, con las modalidades empleadas por los bandoleros no hay un lugar visible y estable donde arremetan con sus fechorías y, más cuando ya actúan en manada, de modo que mientras las fuerzas del orden se concentren en una zona, los malhechores actuarán en otra desprotegida, jugando al gato y al ratón.

En segundo lugar, los delincuentes no arranchan bolsos o celulares, sino que amenazan a sus víctimas con armas de fuego y ya ni hablar del sicariato que se ha desatado con furia e impunidad.

El problema que hay que resolver es convertir en eficaz el uso de sus armas por parte de las fuerzas de seguridad.

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