Situación de nuestros glaciares y el riesgo de desborde de las lagunas de origen glaciar
Nuestro país cuenta con 20 cordilleras glaciares distribuidas en 14 departamentos. Contamos con el 68% de los glaciares tropicales del mundo y con 19 cordilleras nevadas, pero, en los últimos 60 años, se ha perdido aproximadamente el 56% de su superficie. El último Inventario Nacional de Glaciares y Lagunas de Origen Glaciar (INGLOG II) 2023, a cargo del Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (INAIGEM), adscrito al Ministerio del Ambiente, registra 2,084 glaciares que ocupan una superficie de 1,050.32 km², y un total de 8,466 lagunas de origen glaciar con una superficie de 1,081.31 km².
El pasado día 1, el INAIGEM presentó una evaluación nacional (octubre 2024) de lagunas glaciares con riesgo de desborde, para facilitar decisiones estratégicas en gestión de riesgo, identificando 528 distribuidas en 8 departamentos: Áncash (169), Cusco (76), Lima (96), Puno (72), Junín (53), Huánuco (31), Pasco (24), Arequipa (6) y entre Huánuco y Lima (1). Pero 58 de ellas, principalmente en Áncash y Cusco, presentan riesgo “muy alto”. A nivel mundial, somos el tercer país con mayor riesgo de desbordes de lagunas glaciares. Las inundaciones por desbordamiento violento, denominadas GLOF (Glacier Lake Outburst Flood), representan un significativo peligro para las poblaciones de las partes bajas, así como para sus viviendas e infraestructura. Actualmente, las lagunas glaciares con mayor riesgo de desborde son Upiscocha, en Quispicanchi, Cusco, y Palcacocha, en Huaraz, Áncash, cada una con un volumen aproximado de 17 millones de m³.
El retroceso acelerado de los glaciares, ecosistemas frágiles y altamente sensibles al cambio climático, forma dichas lagunas glaciares, que por una parte actúan como reguladores hidrológicos de la mayoría de regiones andinas, como reservorios naturales porque proveen de agua durante las épocas de sequía o lluvia escasa, abasteciendo, en las cuencas, a diversas actividades de subsistencia y productivas. Pero, por otra parte, son cuerpos de agua potencialmente inestables que, por las pendientes de los glaciares, pueden representar un enorme peligro de desborde o provocar aluviones, como los que afectaron la región Áncash, en la ciudad de Huaraz (1941), en Carhuaz (2010), en Huaylas (2012) y en la región Cusco, en Quispicanchi (2022).
Bajo este panorama, para prevenir los riesgos asociados a glaciares y lagunas de origen glaciar se requiere implementar sistemas permanentes de monitoreo y alarma temprana para reducir los peligros de desborde debido a incrementos de volumen de agua por descongelamiento de los glaciares o por caídas de hielo o rocas. Asimismo, se debe evitar la ocupación de la población en zonas de riesgo de desbordamientos o aluviones, e incrementar los esfuerzos de mitigación y adaptación al cambio climático para minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero y reducir los posibles impactos de este fenómeno atmosférico.
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