Situación límite (ya)
Cuando se publiquen estos renglones esperamos que la mayoritaria oposición demócrata que queda en el Congreso haya disparado, por fin, la primera bala y despachado a su casa al desconfiable Gabinete Torres. Igualmente, deseamos que la atroz agresión rusa a Ucrania pueda haberse contenido y exista lugar para la esperanza de alcanzar una solución pacífica al conflicto que tiene en vilo al mundo. Al pergeñar estos borrones, la realización de ambos anhelos es una incógnita pero constituye, respectivamente, el reclamo de la mayoría de peruanos, miles de los cuales se manifiestan en las calles del país, y el grito de la Humanidad.
El inepto y corrupto régimen de Castillo y la camarilla cerronista, tontos útiles y adláteres que se padece desde hace más de ocho meses, no tiene cura ni remedio y cuanto más pronto se resuelva constitucionalmente la grave crisis política será lo mejor. Al menos, internacionalmente, parece que la superpotencia norteamericana se va dando cuenta –tardíamente, para variar- del descalabro, esta vez en materia de narcotráfico, al que nos lleva el desgobierno de turno y de paso a todo el globo. Vamos al punto que es bastante grave.
Hace poco, quien funge de Primer Mandatario, entregó la dirección de Devida, el principal organismo ejecutor antidrogas, a Ricardo Soberón, ex asesor de organizaciones cocaleras y yunta de Bermejo, parlamentario oficialista radical, secuaz de Evo Morales y promotor de la abierta industrialización de la coca. Pues bien, Soberón, a las primeras de cambio, ha sellado con los cocaleros del Vraem el peligroso “Pacto Social Ciudadano” mediante el cual los agricultores de marras reducirían de “forma voluntaria” los cocales, además de poner en jaque la existencia de Enaco. Es decir, prácticamente, se da cancha libre para la expansión del narcotráfico en el Perú que ya es el segundo cultivador de coca y productor de cocaína en el planeta. Ante esto, el Departamento de Estado norteamericano ha pegado el grito. Washington ha comunicado su “preocupación” por el “significativo” incremento de los cultivos y de la producción ilícita de drogas considerando que el Perú debe retomar “con fuerza” las operaciones de erradicación de cocales, en especial en el Vraem convertido en enclave del narcoterrorismo. “Tío Sam”, un poco tarde la reacción, aunque vale si finalmente despiertas.
Lo irónico –por no decir, burla sangrienta- es que en unos días el tal Soberón estará volando a Viena para participar en el 65 Período de Sesiones de la “Comisión de Estupefacientes” de la ONU, a fin de “difundir el compromiso del Estado peruano en su lucha contra el tráfico ilícito de drogas, y mostrar los avances en la materia”(??). ¿A quién creen que engañan? Basta ya de tanto cinismo. ¡AMÉN!
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