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Sobre cojudos

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Fecha Publicación: 07/11/2022 - 23:00
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No es una mala expresión, es “tonto”, “bobo” o “animal castrado”, pero hay cojudos que solo parecen y nos llevan la delantera. Sofocleto los define en edades: “El cojudo llega a su clímax sobre los treinta años y alcanza la apoteosis a los cincuenta y nueve. De los sesenta para arriba es lo que se llama ‘un viejo cojudo’, lo cual significa que no le falta sino cometer la Gran Cojudez Final que cierre con broche de oro su carrera, antes que algún pendejo de la familia consiga meterlo en el manicomio bajo los cargos de Arterioesclerosis Generalizada”.

También hay países cojudos por edades cojudas. Chile pasó de liderarlo todo en América Latina al pozo por elección propia. El Perú va por allí, y no le echemos la culpa al clima nuboso como el viejo Elguera (ex alcalde de Lima), que decía que aquí “hasta los perros se acojudan”. Bryce lo dijo mejor: “De confianza sí era, y buena gente, y un buenazo, y un cojudo a la vela, también…”. De reserva moral a cojudo insigne no media sino una gran cojudez.

“Cojudo” viene de “cojón”, según Martha Hildebrandt. Testículo en versión aumentada. Hay cojudos para todos los gustos, los que se pelean frente a un mal mayor que termina por comerse a ambos o los que no saben cuál es el mal mayor. De un tiempo a esta parte, ser cojudo es hasta una virtud nacional, la etiquetan como “dignidad”. Voto por el mal mayor porque no me gusta el menor o no marcho contra los chilenos porque me cae mal Piérola. También hubo realistas mestizos que se la hicieron difícil a San Martín, Bolívar tuvo que cerrar la Independencia a sangre y fuego.

Dice Renato Cisneros (Fundación BBVA) que Sofocleto “era izquierdista, amigo de Fidel Castro, pero provenía de una familia trujillana de hacendados y propietarios de yacimientos de petróleo”. A ver si se entiende, Cisneros señala que a Sofocleto hoy lo llamaríamos “Caviar”. En la dedicatoria de su gran libro dice Don Sofo: “A mi abuelo, don José de Lama y Arizmendi, quien perdió los yacimientos de La Brea y Pariñas de puro cojudo” ¿Alguna vez “prestaste” tu carro a un extraño que quería darse una vueltita?

Sofocleto escribió sobre los pendejos, esos pocos (pongamos “políticos”) que existen porque los cojudos abundan. Si pensó en Castillo y en sus avivatos amigos, sutilezas de lector o conciencia de elector.

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