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Sobre el orden mundial emergente

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Sobre iniciativa de granos del mar Negro.
Fecha Publicación: 21/12/2022 - 22:50
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Por Igor Romanchenko (*)

Somos testigos de la formación de un nuevo orden mundial a base de los principios del policentrismo, la observación de los derechos de todos los estados a la seguridad igual e indivisible y el desarrollo, el respeto mutuo y la consideración de los intereses de los demás. Sin embargo, los procesos geopolíticos objetivos se perciben por algunos actores mundiales, acostumbrados a una dominación sin límites, como una amenaza a su posición.

Tratando de revivir el modelo unipolar bajo el lema del “orden basado en reglas”, inventado por ellos para sus propias necesidades, están imponiendo “líneas divisorias” por todas partes en un espíritu de enfrentamiento de bloques: “o estás de nuestro lado o en contra”. Continuando con el curso irresponsable de la expansión de la OTAN hacia el Este, acercando la infraestructura militar del bloque a las fronteras de Rusia, ahora miran hacia los espacios asiáticos, declarando “la indivisibilidad de la seguridad de la región euroatlántica y el Indo-Pacífico”.

Aparentemente, la notoria “Doctrina Monroe” está ganando cobertura mundial, y sus autores están tratando de convertir al mundo entero en su “patio trasero”. Para esto recurren a una herramienta coercitiva -las sanciones unilaterales ilegales que han adoptado durante muchos años en violación a la Carta de la ONU y se utilizan como instrumento de chantaje político. El cinismo de esta práctica es obvio. Las restricciones afectan a la gente de a pie, impidiéndoles el acceso a bienes de primera necesidad, incluidos medicamentos, vacunas y alimentos.

Otra forma de expandir su influencia es la globalización liberal, la despersonalización, la imposición del modelo occidental de organización social en todo el mundo. También hay interés propio directo en esto: al promover sus valores, estereotipos de consumo, unificación, estos países buscan ampliar mercados para sus productos, mantener el monopolio financiero y tecnológico, y utilizar la hegemonía del dólar en la lucha por intereses políticos como un arma. El objetivo de esta política es fortalecer su dominio incondicional en la economía y la política mundial, poner a su servicio los recursos naturales y financieros, las capacidades intelectuales, humanas y económicas de todo el planeta bajo el pretexto de la así llamada nueva interdependencia global.

Estoy convencido de que la verdadera democracia en un mundo multipolar permite a cualquier nación elegir su propio camino, su propio sistema sociopolítico. A la prosperidad de la sociedad aportaría tal orden mundial, que se base en la inclusión social, consideración de las opiniones de cada pueblo, respeto de la idiosincrasia nacional, diversidad de culturas, pensamientos, cosmovisiones y prácticas religiosas. Sería factible construir una economía y un comercio mundial más justos y abiertos mediante la constitución de nuevas plataformas financieras internacionales, sobre todo, a base de monedas nacionales, así como proporcionar acceso a todos los países a un intercambio científico y tecnológico más equitativo y accesible en aras de reducir la desigualdad en el mundo.

Promovemos esta visión de un nuevo orden mundial entre nuestros socios que la comparten, por ejemplo, en el marco de BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), la Unión Económica Euroasiática (EAEU), estructuras internacionales que son verdaderos ejemplos de diplomacia multilateral que refleja realidades del siglo XXI.

(*) Embajador de Rusia

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