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Sobre la situación de la implementación del «Pacto Verde Europeo»

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Sobre iniciativa de granos del mar Negro.
Fecha Publicación: 04/07/2024 - 21:30
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Desde 2019 la Unión Europea viene implementando el programa “Pacto Verde Europeo”. Es un plan para descarbonizar la economía de la región hacia 2050, transformar estructuralmente el sistema energético de la UE e impulsar esfuerzos para combatir el cambio climático. Iniciado en desarrollo al Acuerdo de París y la cooperación internacional para abordar el urgente problema global del cambio climático, el Pacto Verde, según se declara, está diseñado para convertir Europa en el primer continente climáticamente neutro del mundo. ¿Qué, pareciera, tendría de malo este “plan de salvación” ideal que pretende ser buen ejemplo para todos?

Si bien el Pacto solo forma parte de la política exterior de la UE, en nuestro mundo interconectado el plan de transición energética tendrá profundas consecuencias geopolíticas y efectos secundarios impredecibles para los mercados y los patrones comerciales globales, y las economías de los países socios. Analizaremos esto con más detalle.

Por ejemplo, un componente importante del programa de ecologización es el Mecanismo de Corrección de Carbono en Frontera (BCCM). A partir de 2026, los importadores en la UE de ciertos tipos de productos intensivos en carbono (actualmente el mecanismo incluye hierro, acero, cemento, aluminio, fertilizantes; en el futuro la lista puede ampliarse) tendrán que comprar certificados de acuerdo con el volumen de emisiones de su producción.

En relación con el sector de la aviación, también se decidió introducir nuevas normas sobre combustibles. Estamos hablando, en particular, de un aumento gradual en la proporción de combustible ambientalmente sostenible (según los criterios de la UE) suministrado en los aeropuertos de la UE. La aplicación de esta medida puede limitar el acceso de las aerolíneas extranjeras al mercado europeo con el pretexto de su incumplimiento de los nuevos requisitos y, en consecuencia, serviría para fortalecer la posición de los productores de combustible “verde” de la UE.

Además, a partir de diciembre de 2024, se adoptarán medidas para luchar contra la deforestación: una restricción a la importación de bienes cuya producción supuestamente está asociada con la tala de los bosques (madera, granos de cacao, café, aceite de palma, soja).

Es de destacar que incluso en la propia UE, entre los representantes de las empresas de industrias de alto consumo energético, se muestren escépticos sobre el proceso de implementación del Pacto Verde Europeo, al menos dentro del plazo fijado por Bruselas.

Al asumir el papel de “trendsetter”, la Unión Europea, si se analiza la esencia de su programa “verde”, más bien protege a sus productores, prestando poca atención al daño que sus acciones pueden hacer a otros países, incluyendo al potencial exportador de Asia, África y América Latina.
Imposición de costosas normas ambientales y políticas verdes extraterritoriales sin igualdad de condiciones es nada más que una estrategia para asegurar el dominio tecnológico definitivo y el crecimiento de la economía europea con falta de recursos naturales propios.

Pero lo más importante y obvio de toda esta historia es que una transición de carbono llevada a cabo exclusivamente dentro de la UE no tendrá un impacto significativo en la mitigación de los efectos del calentamiento global, ya que, como parte del Pacto Verde, Europa simplemente transfiere emisiones de gases de efecto invernadero al territorio de sus socios.

En nuestra opinión, la cooperación entre los Estados en esta vía debe basarse en los principios de apertura, carácter voluntario e inclusivo, teniendo en cuenta las necesidades de todas las economías, y también facilitar la coordinación de medidas que tengan un impacto en la reducción de emisiones.

(*) Embajador de Rusia en el Perú

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