Sobre ruedas
Hubiera sido una heroica perversidad que murmuraba jaculatorias y rogativas de triduo y novena sobre el escapulario pendón de penitencias y repeticiones si para hoy hubiera confirmado mi decisión de usar esas fotos donde el refinado placer está declarado contado mostrado mientras antes y después del arrebato domado y dominado que viene con suavidad y brillo de plumas de buche color intensión programados organizados en esos juegos de fuegos y hielo de pedidos concedidos en torrentes y remansos de un más allá saltando de unos ojos que son palabras hilvanadas con el dulzor hiriente del maná y ese nudo blando del picante que todavía quema y puede tener regreso sin aviso. Perversidad de belleza declarada con control de idea y mano sobre esos cuerpos que han crecido que están más que maltones y se cubren y descubren con brillos de pesada seda en trajes de época ya pasada detallada en el púrpura oscurecido con sombra de noche y unas chispas de carbón a medio apagar.
Fotos de obra que estará viva aunque pudiera venir el imposible posible que el autor no sea ya ni recuerdo y sólo hable el rigor del juego maestro de su gobierno conducido con brochas y pinceles en esa humanidad de otra humanidad que crea con carne y porcelana latiendo junto a vegetaciones cortinajes puestos al viento hechura sobre serios asomos de paisaje y declaraciones de crispaciones que borran y barren barrios y parcelas.
Pero no la tomé me quedé en la 36 pasando a la C la T y la A1 en mi asiento con vista a la calle donde las luces tienen otro juego y conducciones sobre rutas y pasajes sobre curvas y frenadas. Paisaje sin más gobierno que el derecho sin derecho. Conciencia sin ciencia ni reticencia. Serán recuerdos de cuerdos y desacuerdos. Son lo están siendo lo que les dejan ser. Y sabrá Dios si será bien de mañana lo que no trajo el ayer.
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