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Solo lo que se puede medir se puede mejorar

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Fecha Publicación: 15/01/2019 - 21:40
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Siguiendo con la competitividad, que consideramos el tema central en la agenda de la política económica, un elemento obvio y muy útil para mejorarla es la identificación y medición de indicadores que permitan evaluar dónde están nuestras debilidades y cuáles son las medidas correctivas que debemos tomar.

Si partimos de la empresa, el indicador fundamental de la competitividad es la productividad. Según los economistas, la productividad es el sustento de las ventajas comparativas en el comercio internacional. Por ejemplo, según la FAO, el Perú exhibe el tercer rendimiento por hectárea más alto del mundo en la producción de uvas. Primero está Taiwán con 28.6 toneladas por hectárea, segundo Vietnam con 25.6 y tercero Perú con 22.9. Con estos números podemos comprender que tenemos una ventaja significativa sobre Chile, cuyo rendimiento es de 12.1 toneladas por hectárea; pero, es más provechoso pensar en lo que tendríamos que hacer para superar a Taiwán y Vietnam.

En esos mismos términos, sería bueno analizar qué sucede con la competitividad de la uva peruana en comparación con la uva chilena a partir del momento en que un cargamento deja la chacra para hacer su recorrido hasta llegar al consumidor de un mercado internacional específico. A lo largo de ese viaje podremos determinar si seguimos ganando competitividad y si la empezamos a perder.

Obviamente, si las carreteras chilenas están en mejor estado que las peruanas, nuestras uvas empezarán a perder competitividad. Lo mismo diríamos de la calidad del servicio de carga, de la seguridad en los caminos, del orden o el conflicto social, del acceso a puertos y aeropuertos, del tratamiento de la carga en la aduana y en el puerto, etc.

Por supuesto que en este viaje figurado para el análisis de la competitividad tendríamos que incluir la comparación de nuestro sistema de certificación de calidad con México o Colombia, para no volver a citar a Chile. Además, tendríamos que entrar a medir la productividad de las instituciones públicas que tienen que ver con el comercio. Sería muy interesante saber cuál es la productividad de un funcionario de la municipalidad o de las instituciones que forman la ventanilla única de comercio exterior. Todo ello en términos comparativos.

También deberíamos intentar medir cuál es el rendimiento  de un dólar invertido en la promoción de las exportaciones, o el sol gastado en las inspecciones laborales, tributarias y de defensa civil.

¿Somos competitivos en todas las canchas? Lo que planteamos en esta columna no es una ilusión. Australia, con su reforma microeconómica, lo hace. En dicho país, desde el ministro de Economía hasta los funcionarios de las ventanillas pasan por el aro de la productividad.

 

(*) Presidente de Adex