ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

«Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer»

Imagen
Fecha Publicación: 04/10/2025 - 20:20
Escucha esta nota

Queridos hermanos, celebramos hoy el Domingo XXVII del Tiempo Ordinario, y la Palabra de Dios nos invita a reflexionar sobre la fe, la paciencia y la humildad en nuestro caminar cristiano.

La primera lectura, tomada del profeta Habacuc, comienza con un grito que puede ser también el nuestro: “¿Hasta cuándo Señor, pediré auxilio sin que me oigas? ¿Por qué me haces ver crímenes y contemplar opresiones?” El profeta expresa el dolor del pueblo frente a la violencia, la injusticia y la corrupción. Y, sin embargo, el Señor responde con una invitación a confiar: “Escribe la visión... aunque tarde, llegará... el justo por su fe vivirá”.
Hermanos, ¡qué actual es esta palabra! Nosotros también contemplamos guerras, divisiones, violencia y abusos en nuestro mundo. A veces pensamos que Dios calla, que no responde a nuestro sufrimiento. Pero la promesa sigue en pie: el Señor no defrauda, su justicia llegará a su tiempo. La fe, entonces, es vivir confiando en esta certeza, aunque no veamos aún el fruto.
El Salmo 94 nos recuerda: “Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: no endurezcáis vuestro corazón”.
Con frecuencia, ante las tentaciones, corremos el riesgo de cerrar nuestro corazón, de endurecernos, de desconfiar. Pero el salmista nos invita a lo contrario: entrar en la presencia de Dios con gratitud, postrarnos ante Él como pueblo suyo, como rebaño guiado por su mano.
La segunda lectura, de la Carta de San Pablo a Timoteo, es un llamado fuerte y esperanzador. Pablo le dice: “Reaviva el don de Dios que hay en ti... Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza”. Hermanos, ¡qué importante es recordar esto! No hemos recibido un espíritu de miedo, sino de valentía. El Espíritu Santo nos capacita para ser testigos, aun en medio de la adversidad.
Por eso, Pablo anima a Timoteo —y también a nosotros— a no avergonzarse del Evangelio, a sostener la fe con firmeza y a velar por ese tesoro que se nos ha confiado.
El Evangelio de San Lucas nos presenta a los apóstoles pidiendo al Señor: “Auméntanos la fe”. Es una petición humilde y verdadera. Jesús responde con una imagen sorprendente: “Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: arráncate de raíz y plántate en el mar, y os obedecería”.
No se trata de la cantidad de fe, sino de su autenticidad. Una fe pequeña, pero genuina, puede obrar maravillas porque está puesta en Dios y no en nuestras fuerzas.
Jesús añade una enseñanza sobre la humildad: el criado que cumple su deber no espera agradecimientos. Así también nosotros, después de cumplir lo que se nos manda, debemos decir: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”. Esto nos recuerda que la fe verdadera no busca reconocimientos ni recompensas inmediatas. La fe nos lleva a servir, confiados en que todo es gracia de Dios.
Que esta Eucaristía nos ayude a renovar esa confianza sencilla y profunda en el Señor, a perseverar sin endurecer el corazón, a servir con humildad y alegría.
Y que la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos vosotros.

Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao

Mira más contenidos en Facebook, X, Instagram, LinkedIn, YouTube, TikTok y en nuestros canales de difusión de WhatsApp y de Telegram para recibir las noticias del momento.