Sueños de fuga
¡Quién como Andrés Armoa –el personaje de Borges– que no sabe lo que es la pesadilla! ¡Quién como aquel que entiende esta impostura que parece un trabalenguas y puede distinguir entre el soñador y el soñado! Sueño que soy el sueño de alguien que sueña que me sueña.
Todos los sueños –creo sinceramente– son una fuga hacia un tiempo harto conocido pero harto incomprensible, de tal suerte que podría hablarse de una historia del mundo desde esa perspectiva, en donde lo soñado es lo real y nosotros lo imaginario.
Freud afirmó que los sueños son la herramienta que utiliza nuestro cuerpo para traer a la memoria consciente lo que se encuentra soterrado y censurado en el inconsciente. Para Carl Jung son las expresiones simbólicas que a nivel personal produce no sólo nuestro inconsciente, sino el inconsciente colectivo. Joseph Campbell, el gran explorador de los mitos, señaló que los mitos son sueños públicos y los sueños de cada quien son mitos privados.
El inconsciente colectivo es infinitamente grande y creador. Allí se han producido los sueños de las civilizaciones y los tiempos desde que el hombre es hombre. Todas las culturas –la hindú, persa, la budista, la judeo-cristiana y la griega– se han referido e interpretado ese mundo onírico que guarda la llave de nuestra psique y, por tanto, de nuestro corazón. La llave pesa y muchas veces, la hemos querido arrojar al fondo del mar rojo o azul, o verde o a aquel que nos pasar en esta vida para ser liberados.
Calderón de la Barca, en nuestro idioma expresó esa fuga incomparablemente: “Es verdad; pues reprimamos/ esta fiera condición,/ esta furia, esta ambición,/ por si alguna vez soñamos;/ y sí haremos, pues estamos/ en mundo tan singular, / que el vivir sólo es soñar;/ y la experiencia me enseña/ que el hombre que vive, sueña/ lo que es, hasta despertar. / Sueña el rey que es rey, y vive/ con este engaño mandando, disponiendo y gobernando;/ y este aplauso, que recibe/ prestado, en el viento escribe,/ y en cenizas le convierte/ la muerte, ¡desdicha fuerte!/ ¡Que hay quien intente reinar,/ viendo que ha de despertar/ en el sueño de la muerte!/ Sueña el rico en su riqueza,/ que más cuidados le ofrece;/ sueña el pobre que padece/ su miseria y su pobreza;/ sueña el que a medrar empieza,/ sueña el que afana y pretende,/ sueña el que agravia y ofende,/ y en el mundo, en conclusión,/ todos sueñan lo que son,/ aunque ninguno lo entiende…/ ¿Qué es la vida? Un frenesí./ ¿Qué es la vida? Una ficción,/ una sombra, una ilusión,/ y el mayor bien es pequeño;/ que toda la vida es sueño,/ y los sueños, sueños son.”
Jorge.alania@gmail.com
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