Sunedu es un panóptico
Sunedu es un panóptico, que ha implementado la vigilancia y el castigo sobre el sistema universitario. Es así: la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria pretende estatuir una arquitectura panóptica, de cuartel, de cárcel, de nosocomio, sobre la comunidad universitaria. Este artículo pretende hacer girar en sentido inverso el Gran Ojo, y así transparentar la torre de control del Gran Hermano llamado Sunedu. Jeremy Bentham y Michel Foucault constituyen enfoques para comprender el poder caviar en cada parte del entramado, de la gestión total de la vida universitaria. Foucault encuentra que la lógica de la soldadesca, de la penitenciaría, se expande incluso a los centros de enseñanza escolar, y superior. Entre nosotros, Ernesto Blume Fortini fue el magistrado del Tribunal Constitucional que no se dejó disciplinar y, que con su voto singular sobre la inconstitucionalidad de la Ley Universitaria 30220, dijo que esta superintendencia universitaria no debía ser diseñada bajo un modelo “paternalista, controlista, intervencionista y burocrático”. Han pasado siete años desde aquel voto singular de Blume, y el tiempo de vida de Sunedu ha servido para contrastar la hipótesis del tribuno: esta superintendencia está omnipresente, como una “tecnología del castigo” en la universidad.
Foucault, en Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión enseña que “el panóptico... debe ser comprendido como un modelo generalizable de comportamiento; una manera de definir las relaciones de poder en la vida cotidiana de los hombres”, y lo describe como “una construcción... donde cada prisionero es perfectamente individualizado y constantemente visible… mientras que, desde la celda, el reo no puede observar quien lo observa si es que lo observa alguien”. Sunedu es el panóptico completo, perfecto: redefine las relaciones de poder y saber, desde la ontología y la epistemología. Vigila y castiga a “quien sí es” y a “quien no es” profesor universitario y, a la vez, “lo que sí es” y “lo que no es” conocimiento científico. Ello explica por qué no sólo quiere acabar con la autonomía universitaria, sino también con la libertad de cátedra. Por supuesto, existen seres que, ya sea por cinismo puro y duro o por el objeto de lo sublime, administran el panóptico y su capital simbólico. Esos seres son los caviares. Verdadera clase política y universitaria, a la vez. Sunedu es el centro de la lógica caviar para mantenerse en el poder, pues esta se funda en los diversos micropoderes que se encuentran en el lado cultural de la superestructura. En cuanto a los funcionarios caviares de Sunedu, estos articulan el eje “ver sin ser visto”. Su éxito radica en la mirada: hacia sí mismos y hacia “los otros”, y, por supuesto, que los “los otros” no los miren. Entonces, mirémoslos: son burócratas fascinados de sí mismos por ejercer el castigo, pero que no cumplen lo que les exigen a “los otros”: la mayoría de ellos son únicamente bachilleres, pero los docentes universitarios deben ser magísteres y doctores; el presidente de Sunedu tenía más de ochenta años, pero los docentes universitarios no podían tener más de setenta y setenta y cinco años. Es más, casi ninguno de los burócratas de Sunedu tiene vida universitaria vigente.
Sunedu y los caviares han pervertido y precarizado la universidad. Para Foucault –a pesar de ser el mayor estudioso del panóptico- el regulador de la sociedad debería ser el mercado. Pero, Sunedu es el panóptico perfecto y le ha hecho trampa al mercado, pues ha favorecido el mercantilismo de ciertos grupos empresariales. Peor aún, ha degradado de categoría a docentes y ha expulsado a cientos de miles de alumnos, “anormales” e “indisciplinados”, hacia los márgenes de la sociedad. Qué duda cabe: Sunedu es una organización disciplinaria del siglo XVIII, que define la vida universitaria por la lógica de los opuestos. Así tenemos a universitarios “sabios e ignorantes”, “buenos y malos” y hasta “lindos y feos”, y por supuesto “de universidad privada y de universidad pública”. En la Francia dieciochesca, el loco y el epiléptico fueron expulsados de la sociedad, pues llegaron a ser considerados como una subcategoría del desocupado. El tribuno Blume tuvo un voto singular porque es nietzscheano, y entiende que el actual docente universitario es la superación del hombre moderno, y hasta es una obra de arte en sí mismo. Pero, todas las violencias son posibles en el panóptico, y casi todas en el panóptico de Sunedu.