Tejiendo un mejor futuro
El Perú es mucho más que un país minero o agroindustrial; es, por excelencia, un país con una rica tradición textil. Nuestra historia se remonta miles de años atrás, como lo demuestran los mantos Paracas (siglos VII a.C. a II d.C.), elaborados con algodón y fibras de alpaca y vicuña, y decorados con complejos bordados policromos. También resaltan los tapices Wari (siglos VI a X d.C.), con sus diseños geométricos y figuras estilizadas de dioses y felinos.
Hoy, el sector textil-confecciones sigue siendo clave en nuestra economía. Es una industria innovadora y comprometida con la calidad, con un creciente enfoque en la sostenibilidad. Sin embargo, el panorama global se ha vuelto desafiante, la imposición de aranceles del 10 % por parte de Estados Unidos a un amplio grupo de países, incluido Perú, ha encendido las alertas.
En el 2024, las exportaciones de confecciones alcanzaron US$ 1,179 millones, con un crecimiento de apenas 3.1 %, mientras que los textiles sumaron US$ 458 millones, cayendo 0.4 % respecto al 2023, que ya fue un mal año. Ambas cifras están lejos de sus récords históricos: US$ 1,612 millones en el 2008 para las confecciones y casi US$ 621 millones en el 2014 para los textiles.
Durante el 21º Foro Textil, los actores de esta cadena, una de las más intensivas en mano de obra y generadoras de empleo formal y digno, advirtieron sobre los riesgos de estas políticas proteccionistas. Subrayaron la necesidad urgente de diversificar mercados y productos.
Precisamente, el Mincetur informó que Estados Unidos iniciará una ronda de negociaciones arancelarias con el Perú. Estas conversaciones, que se llevarán a cabo después del 11 de julio, incluirán temas sensibles como el acceso a mercados, reglas de origen, defensa comercial y propiedad intelectual. Será fundamental que nuestro país llegue con una estrategia articulada público privada y propuestas claras que aseguren condiciones justas para nuestras exportaciones con valor agregado. Este es el gran reto.
No solo es urgente que Estados Unidos reduzca los aranceles, si no también fortalecer internamente la cadena productiva. Gran parte de las empresas exportadoras peruanas son pequeñas, con baja diversificación y limitada capacidad de adaptación. La apuesta debe centrarse en políticas que promuevan la innovación, la adopción de estándares internacionales, el cierre de brechas tecnológicas y el desarrollo de cadenas de valor sostenibles.
En esa línea, la sostenibilidad ha dejado de ser una opción y se convirtió en una condición de acceso a los mercados. Durante el foro se destacó el avance de prácticas como la trazabilidad, el uso responsable de materias primas (algodón orgánico, reciclaje textil), la eficiencia energética y las certificaciones ambientales.
Estas herramientas no solo reducen costos y generan valor añadido, responden a las exigencias de los consumidores y grandes compradores internacionales, especialmente en mercados clave como Estados Unidos y Europa.
Perú tiene los elementos esenciales: talento, materia prima de calidad y una tradición exportadora. Sin embargo, para que el sector textil-confecciones despliegue todo su potencial, necesita políticas de incentivo, acceso a financiamiento, inversión en tecnología, formación técnica y una promoción comercial más decidida.
La coyuntura arancelaria, aunque representa una amenaza, también puede ser una gran oportunidad. Si el país actúa con visión estratégica, esta dificultad podría convertirse en un punto de inflexión: el impulso que necesita la industria textil-confecciones a fin de consolidarse como un modelo de innovación, sostenibilidad y resiliencia global. Trabajemos juntos y tejamos un mejor futuro para todos los peruanos.
*Presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX)
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